PS_NyG_1971v018n003p0251_0303

M. GARCIA CABERO 297 dad de optar por determinados objetos, es porque reconoce que le son necesarios para construir su vida. Esta pobreza necesaria para poder construir algo, para poder realizar la propia vida, es lo que Freud pa- rece no haber visto. En consecuencia, afirma demasiado. Para él, sólo la razón es el criterio con el que se puede superar la ilusión y adaptarse a la realidad m. Pero se trata de una razón forma­ da exclusivamente en la ciencia, es decir, en las conclusiones del labo­ ratorio. Todo lo que se salga de este planteamiento particular signifi­ caría, para él, optar por la ilusión y negarse a adoptar la realidad. 4 ) La respuesta de la ciencia. Es evidente la confianza que Freud pone en la razón. En El porvenir de una ilusión da la impresión de quererla casi venerar 133. Personalmente se coloca como perteneciente a la corriente racio­ nalista. Confiesa que su crítica a la idea religiosa y su defensa de la idea científica no es nada original. No habría hecho otra cosa que re­ petir argumentos ya conocidos. Lo único que considera personal es su aportación psicológica, algo de lo que carecía el razonamiento de sus 134 antecesores ' . La perspectiva científica en que se coloca Freud supone algunas convicciones que en su tiempo podrían parecer una novedad. No se pue­ de separar su concepción de la idea evolucionista. Freud cree en el evo­ lucionismo y algunas de sus obras lo demuestran explícitamente 135. Su idea evolucionista supone que la humanidad se ha desarrollado siguiendo diversas concepciones del universo. Freud habla de tres fun ­ damentales : la animista, en la que el hombre ha pretendido dominar la realidad ; la religiosa, en la que la idea de dominio viene proyectada en los dioses que podían sufrir la influencia de los deseos de los morta­ les; y la científica, en la que se ha demostrado que al hombre no le queda más remedio que aceptar la propia pequeñez y tomar concien­ cia de que hay algo que no puede sobornar con la fuerza de sus pul­ siones I36. El valor positivo de esta evolución se encuentra precisamente, pa­ 132. Ibidem. 133. Ibid., 97 y 98. 134. Ibid., 89. 135. Se piense en Tótem y tabú, El porvenir de una ilusión, El malestar en la cultura, Moi­ sés y la religión monoteísta. Más allá del principio del placer, Psicología de las masas... 136. FREUD S., Tótem y tabú, 552. 3

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz