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M. GARCIA CABERO 287 sivamente al dios familiar 101. Freud supone, sin dudarlo siquiera, que Ikhnatón era monoteísta. Refiriéndose a esto Mckenzie sostiene que no está probado el monoteísmo del faraón egipcio 102. Y no se encuentra hoy especialista alguno que hable de Moisés como autor del monoteís- mo de Israel. Moisés no haría más que especificar y legislar sobre un monoteísmo ya existente 103. La circuncisión es algo que no se puede considerar exclusivamente egipcio. Los pueblos semitas la practicaban y la Biblia relata la circuncisión de Abraham en textos que parecen muy antiguos. Freud se da cuenta que sus hipótesis son difícilmente sostenibles desde un punto de vista histórico. Por consiguiente, como se decía más arriba, Freud pensaba exclusivamente en su argumentación analítica. Y, en tal sentido, Freud parece no querer ceder ante hipótesis que con- sidera capitales en la economía de su argumentación. Si Moisés era egipcio..., entonces el pueblo judío no existe más que a partir de su encuentro con una tribu semita de E g ip to ; encuen­ tro al que la condición de Moisés, alto dignatario perseguido, y la tri­ bu semita, cautiva, confieren un carácter exogámico. De esta tribu no se sabe nada. Moisés se impone a ella, la subyuga, en cuanto portador de una nueva religión, es decir, de un saber y de una ley. El Moisés muerto juega en la experiencia del pueblo judío el pa­ pel actualizador del protopadre. Es posible que el Moisés histórico go­ zase de las características paternas. Freud encuentra en él rasgos de ca­ rácter fuerte: la ira y la inflexibilidad. Pues bien, a través del com­ plejo de culpa, el retorno de lo reprimido lleva a la aceptación del mo­ noteísmo, algo que Moisés no había conseguido en vida 1M. A Freud llama la atención particularmente la carga afectiva con la que los judíos han aceptado la religión de Moisés. En realidad Freud no tiene en cuenta la lucha que hubo de sostener la religión monoteís­ ta oficial contra las desviaciones politeístas del pueblo. Para él, des­ pués de un determinado período de latencia, los judíos aceptan el mo­ noteísmo y se unen afectivamente a él, sin posibilidad de pensar si­ 101. Cfr. McKENZIE J. L., Monotheism, en Dictionary of the Bible, Geoffrey Chapman, Lon don-Dublin 1965, 584-585. 102. Ibid., 584. 103. STEINMUELLER J. E. - SULLIVANT K., Monotheism, en Catholic Biblical Encyclopedia, Joseph F. Wagnev, New York 1956, 731. 104. FREUD S., Moisés y la religión monoteísta, 264.

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