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M. GARCIA CABERO 285 al mismo Freud, considerar el plano de la obra contigente (el mismo Freud era consciente de ello, como más adelante se verá); por ello es posible que se pueda considerar la argumentación histórica de Freud como algo forzado, como algo que sólo más tarde se podrá compren­ der. Todo se juega en torno a Moisés. Llama la atención que Freud no haga alusión alguna al relato bíblico anterior a Moisés. Freud es exclusivista en este sen tido : antes de Moisés carece de interés el reía- to, porque no existe el pueblo judío. El relato comienza en Moisés y parte de una hipótesis histórica: Moisés es de origen egipcio 9\ Bajo el signo de la dinastía XV III, hacia el 1375 a. C., un joven faraón, Amenhotep IV, sube al trono. T ra ta de imponer a sus súbdi­ tos una nueva religión, la de A tón, rigurosamente monoteísta. Esta empresa choca con las costumbres y el clero establecidos. La nueva re­ ligión es abolida al hundirse la dinastía XV III e iniciarse un período de anarquía. Entre los secuaces de Ikhnatón (nombre que había tomado Amen- hotep IV) había un individuo — cuyo nombre debía term inar en «to­ se, pudiera llamarse Thothmés — que ocupaba una posición privilegia­ da y que era partidario convencido de la religión de Atón. Después de la caída del faraón, atrae a su causa una tribu semita de una provincia fronteriza, al frente de la cual deja Egipto. Convierte esta tribu al cul­ to de Atón, consagra sus miembros con la circuncisión y les da leyes específicas, quizás más duras que las de Atón. Pero la tribu semita se rebela, Moisés es asesinado y su religión abolida. Más tarde, esta tribu semita — judía— venida de Egipto se fu ­ siona con otras tribus, y constituye así lo que será el pueblo de Israel. Estas tribus se dan una nueva religión, en un lugar llamado Meribat- Cadesh. La nueva religión así adoptada es la del culto de Yahvé, em­ parentada sin duda con la religión de la cercana tribu árabe de los ma- dianitas U n cierto individuo llamado Moisés, yerno del sacerdote madia- n ita Jetró, viene elegido mediador entre Dios y el pueblo. Yahvé era 95. Ibid., 181 ss. 96. Ibid., 183-187.