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M. GARCIA CABERO 2 8 3 Aunque Freud no haga referencias a ello, problablemente se pue­ de hablar aquí de una intuición, desde un punto de vista psicológico, del conocido «mito universal de salvación». Efectivamente, el cristia­ nismo ha nacido en un ambiente socio-cultural concreto. El mundo mediterráneo era helenista culturalmente, como se ha dicho antes, y la psique mediterránea poseía los elementos suficientes para revestir al héroe con una estructura bien definida. El mundo helénico había te ­ nido sus héroes y, sobre ellos, había construido una mitología. Incons­ cientemente las religiones que surgían en equel período, como fruto de la saturación en que se encontraba la psique colectiva, eran plasmadas necesariamente en conformidad con tal circunstancia. De este condi­ cionamiento no se liberaba la figura del salvador que se esperaba. Se podría recordar cómo la psique romana ha condicionado inevi­ tablemente la captación del mensaje cristiano 50. Es un hecho humano cuyo valor habrá de estudiarse poco a poco, hasta clarificar los elemen­ tos específicamente cristianos y los elementos culturales. Freud ha creído encontrar en la vivencia de la colectividad de aquel período la experiencia de un sentimiento de culpa, cuya diná­ mica habría conducido a formulaciones concretas en el terreno de la religión. Recuerda cómo Pablo ha sido el ideólogo de la nueva religión al captar la situación. No condena la religión directamente como una ilusión. Pero, al concebir el origen de la religión como una proyección de la psique, no se ve por qué no habría de hablar de la religión como ilusión. Sin embargo, Freud no ha pensado en las conclusiones que im ­ plica la persistencia de la religión de Pablo a través de los siglos. No se ha preguntado por qué las otras religiones — sobre todo aquellas re­ ligiones mistéricas— han desaparecido y la religión de Pablo no. Es 90. Se vea a título de ejemplo PESTAL022A U.. Religlone mediterránea, Fratelli Bocca, Mi­ lano 1951; FORTMANN H.t L’uomo primitivo, II poeta e II credente (Note sulla psicología della se- colarizzazione), en Concilium, a. 5, vol. 7. 1969, 36-41; DUMEZIL G.. La religion romaine archaï­ que, Payot, Paris 1966; Idées romaines, Gallimard, Paris 1969; FOWLER W., Roman Ideas of Dei­ ty, Macmillan, London 1941; The Religious Experience of the Roman People, Macmillan, London 1940; LATTE K., Römische Religionsgeschichte, Beck. München 1967; FERROWNE S., Roman My­ thology, Paul Hamlyn, London 1969. Sobre la cuestión del helenismo en la religión, cfr. DEWART L., The Future of Belief. Theism in a World Come of Age, Herder and Herder New York 1966. Un esfuerzo para captar positivamente este pensamiento se puede encontrar en PRENTICE R., Fun­ damental Deheilenization. An Analysis and Critique of Dewart's “The Foundations of Belief', en Antonianum, a. 46, aprilis-september 1971, 205-297. FERGUSON J.t The Religions of the Roman Empire, Thames and Hudson, London 1970; PALMER R. E. A., The Archaic Community of the Ro­ mans, Cambridge University Press, 1970, 80-175.

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