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M. GARCIA CABERO 281 mo un esfuerzo por establecer científicamente el origen de la religión. Conviene recordar que sus hipótesis se podrían explicar sin recurrir necesariamente al nivel religioso. Freud, además, no da una explica- ción convincente de la universalidad del sentimiento de culpabilidad. Con su explicación va fuera de las premisas dentro de las que se des arrollaban las teorías de Darwin y de Atkinson. La interpretación de Freud permanece una hipótesis científica que adquiere valor en su ex clusividad psicológica. 5 ) El monoteísmo, punto final de la evolución religiosa. Vista la evolución de la idea religiosa desde el totemismo a la veneración del padre, nc puede ya sorprender la tesis monoteísta de Freud. De hecho sostiene que es un paso normal en la historia de las religiones 85. Freud explica la idea monoteísta por razones históricas y religio sas, centradas todas en el personaje Moisés que juega un papel esencial en el campo político-social y moral-religioso. En la evolución hacia el monoteísmo Freud ve confirmada su idea fundamental del parale lismo entre la psicología colectiva y la individual y la convición que los fenómenos religiosos son comparables a los síntomas neuróticos in dividuales “. En realidad, Moisés y la religión monoteísta, la última gran obra de Freud en la que transmite esta problemática, no añadirá nada a lo que había proporcionado Tótem y tabú veinticinco años an tes. No constituirá más que una especie de aplicación práctica. En efec to, Freud instala su texto, por una parte, entre las tesis sostenidas en Tó tem y tabú sobre la horda primitiva y el asesinato del padre que re conoce como prehistoria de la sociedad humana y, por otra parte, la ana logía del proceso observado en la historia de la religión judía con la génesis de las neurosis hum anas: analogía tan completa que se podría hablar de identidad a. Para explicar la evolución hacia el monoteísmo, Freud repite las hipótesis que había indicado ya en T otem y tabú: el padre primitivo 85. FREUD S., Moisés y la religión monoteísta, 244-245. 86 . Ibid., 257 y 234 87. Ibid.. 231.
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