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2 7 2 LA CONCEPCION RELIGIOSA DE FREUD do podría ser considerado como espíritu protector y bienhechor y co­ mo inspirador de la acción en aquellos casos en que resultara difícil una decisión de los miembros del clan “. Los miembros del clan debían respetar la vida del tótem, abs­ tenerse de su carne o servirse del mismo. La violación de cualquiera de estas reglas comportaba automáticamente un castigo grave s\ Los miembros del clan poseían el carácter totémico, es decir, una especie de sello en virtud del cual las obligaciones y prerrogativas de­ rivadas del hecho de pertenecer al grupo perduraban durante toda la vida, a pesar de su alejamiento del lugar de nacimiento. El carácter to­ témico afectaba a la persona en cualquier lugar en que se hallase. La transmisión del carácter totémico se hacía por generación En esta hipótesis freudiana lo verdaderamente interesante es la serie de obligaciones a las que se someten los miembros de un mismo tótem. La obligación básica, raíz de las ulteriores, es la sumisión al tó ­ tem. En esta obligación básica se fundan otras obligaciones derivadas: la obligación de respetar la vida del tótem, como se ha visto más arri­ ba, y la obligación de la exogamia, es decir, la prohibición de entrar en relaciones sexuales con los miembros de sexo opuesto del mismo clan. Esta ley de la exogamia se halla en vigor en casi todos los luga­ res donde vige todavía el totemismo 5S. La obligación de la exogamia es muy rigurosa y la violación de 'a misma tiene características que la distinguen de la violación de las otras obligaciones. La violación de la exogamia no comporta el castigo automático, como en los otros casos, sino un castigo en el que in ter­ viene toda la colectividad: es la tribu entera que toma sobre sí la res­ ponsabilidad de castigar al miembro infiel, como si quisiera alejar de la tribu un castigo inevitable m. El conjunto de obligaciones a las que se somete el hombre primi­ tivo, el respeto al tótem, la serie de prácticas y ceremonias con las que manifiesta su veneración al m ismo... suponen una especie de culto, una religiosidad, que Freud llama totémica. 56. Ibid., 511-512. 57. Ibid., 512. 58. Ibidem. 59. Ibidem. 60. Ibid., 512-513.

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