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M. GARCIA CABERO 265 La magia es un derivado del sistema animista. Para Freud la fi­ nalidad de la magia es meramente psicológica: el primitivo, impoten­ te, indefenso ante los fenómenos de la naturaleza, proyecta sus deseos sobre aquello que no puede controlar, y, así, piensa dominar las fuer­ zas irracionales, protegerse de sus enemigos e inferirlos M. Estos deseos mágicos son considerados por el primitivo como completamente efica­ ces. No duda del poder de sus deseos, y está convencido que sucederá indefectiblemente en la realidad de acuerdo con tales deseos. Dado que en una primera fase del animismo no existía la posibi­ lidad de controlar si verdaderamente tales deseos se realizaban obje­ tivamente, no había motivo para dudar de la eficacia de tales deseos. Pero, con el tiempo, comienza a surgir la duda (que, en el fondo, no sería más que la manifestación de una tendencia a la represión). Y se produce un paso evolutivo en la magia, es decir, se exige una mayor coincidencia entre el gesto mágico y la creencia y se afirma que la in ­ vocación de los espíritus ha de estar corroborada por la fe y la ora- •' 39 cion ♦ El psicoanálisis ha puesto de manifiesto cómo en el neurótico ob­ sesivo se da también este fenómeno mágico. El principio que rige es­ te comportamiento se puede denominar «omnipotencia de las ideas», es decir, la creencia en la eficacia absoluta, en la vida real, de los pro­ pios deseos y pensamientos. El análisis clínico muestra cómo el neuró­ tico obsesivo encuentra imposible creer en la absoluta libertad de las ideas. Para él siempre se hallan determinadas, condicionadas, de tal manera que su manifestación no puede menos de comportar su reali­ zación El comportamieno religioso, por su parte, puede ser analoga- do a esta descripción. Freud encuentra que el ceremonial religioso es fruto de una proyección de deseos. En cuanto tal, puede actuar en ella el mecanismo de la omnipotencia de las ideas. T a l situación se puede encontrar con una cierta facilidad en el devoto simple e ignorante que puede ilusionarse pensando en la eficacia absoluta de su oración, máticas. Cfr. FREUD S., Melapsicología: Los instintos y sus destinos, I, 1036-1038 (ei traductor usa necesidad por Instinkt, pero una sola vez 1036); Una teoría sexual: La sexualidad Infantil, 789ss; Esquema de psicoanálisis: La teoría de los instintos, III, 1014-1017; Nuevas aportaciones ai psicoanálisis: La división de la personalidad psiquica, II, 905-916; LACAN J., Ecrits: Du “Trieb" de Freud et du désir du psychanalyste, Seuil, Paris 1966, 851-854; LAPLANCHE J.- PONTALIS J.B., Vocabulaire de la psychanalyse, P .U. F., Parts 1967, 359-362. 38. FREUD S., Totem y tabú, 553. 39. Ibid., 556. 40. Ibid., 557.

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