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18 6 VISION DE LA FRATERNIDAD manos puede repetir verazmente con F ran cisco: “ Dios m ío y todas mis cosas” . Al mismo tiempo queda “ dispon ible” , con sus dos manos libres en la horizontal de la cruz para ayudar a sus hermanos. Donde aparece de un m odo más claro la libertad de espíritu es en la práctica gozosa de la castidad. Ya hemos d icho que el m ejor clima para una castidad esforzada y lum inosa es el amor fraterno de las fraternidades. Al sentirse arropado por un ambiente a coge­ dor y caritativo, el hombre no se desplaza hacia afuera, para buscar compensaciones humanas. Entonces el hombre busca al prójim o, no para pedirle nada, sino para entregárselo tod o : su tiempo, su ense­ ñanza, su orientación. Y, lo más importante, su propia vida. Porque, al renunciar voluntariamente a form a r un hogar propio, queda li­ berado de las preocupaciones obligadas de una fam ilia, para entre­ garse en cuerpo y alma a la fam ilia de Dios. No ha sido un empobre­ cim iento o una frustación , sino un cam b io sentimental de “ cen tro ” : su nueva fam ilia — el Pueblo de Dios— va a llevarle al “ gasto y des­ gaste” de sí mismo por el prójim o. Es evidente que la castidad hace al hombre más disponible al servicio de sus hermanos. La obediencia — entendida igualmente com o servicio— realiza de un modo con creto los propósitos de disponibilidad. “ Estar dis­ puesto” a lo que sea, de un modo consciente, viril y responsable es una actitud que brota espontáneamente del comprom iso religioso. El resultado de esta entrega amorosa y responsable en las manos de Dios es la paz interior y una libertad de espíritu que no se valora en lo justo, hasta que no se experimenta de un modo personal, en la propia carne. Interesa dar relieve a esta idea : “ La consecratio m undi” no es posible sino a través de la “ consecratio cord is” . Y ésta se realiza con fidelidad y pureza, el Santo Evangelio que es la norma perfecta de vida para la fraternidad. La liberación de ataduras que se expresa en la “ consecratio co r­ dis” se presta a aplicaciones varias. Tomémosla, de momento, en fun ción del prójim o. La convivencia diaria puede ser un ensayo pa­ ra tomar la temperatura a nuestra capacidad de servicio. J . C a l a s a n z G ó m e z Vigo

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