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Visión de la fraternidad* ( Continuación ) La c r it ic a c o n s t r u c t iv a Criticar, en plan positivo, es potenciar la virtualidad de una obra. Es reconocer con modestia y con grandeza todas las posibili dades de una persona, de una colectividad, de cualquier grupo hu m ano en orden a perfeccionarse a sí mismos. Implica, por una par te, hum ildad sincera para aceptarse uno a sí mismo tal com o es: lim itaciones, fragilidades, obstáculos. Y desde este reconocim iento leal, la disponibilidad total al servicio de una causa, de un progra ma, de un ideal. Es una toma de conciencia del “ deber ser” para querer serlo, arrostrando valientemente todos los riesgos. Sin la crítica exigente, el individuo se duerme y se masifica. El estudiante dotado puede caer en la rutina y enrolarse al montón de los “ corrien titos” . La Comunidad se para en un fixismo sin estí mulos. La experiencia enseña que instituciones llenas de vitalidad y eñcacia perdieron su vigor y se recostaron cóm odam ente en m ol des inauténticos. Todo porque fa ltó el sentido crítico y la voz pode rosa que d ijera sin m iedo a com prom isos: “ Atención , que eso va mal, que estamos gastando la pólvora en salvas, que así no se va a n inguna parte” . Faltó esa voz y se impuso la mediocridad. La biografía prim itiva del franciscan ism o valoraba al máximo la crítica constructiva que presenta las form as ejemplares. “Las F lo- recillas nos hablan del campesino que prestó el jum ento a Francisco. Con la tosca nobleza de los pobres, pregunta: — “Dime ¿eres tú fray Francisco de Asís? A l responder el Santo que sí, añadió el villano: — Pues pon cuidado en ser tan bueno como la gente cree que eres, porque todos tienen gran fe en ti, y por eso te advierto que no defraudes la esperanza de la gen te"}1. * V é a s e Nat G ra c 1 7 ( 1 9 7 0 ) 1 3 5 - 1 5 2 .
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