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134 RELIGACION Y PSICOLOGIA PROFUNDA ilusión de la conciencia de sí. Por esto son, sin duda, tres grandes «destructores» del pensamiento, de la razón y de la misma fe. Pero como dice Heidegger en Sein und Zeit la destrucción es el momento de toda nueva fundación. La «destrucción» de los mundos pasados es un punto positivo, comprendida la destrucción de la religión, en tanto que ella es, según Nietzsche, un «platonismo para el pueblo». Es más allá de la destrucción donde se plantea la cuestión de saber qué significa aún pensamiento, razón, fe. Así, los tres desoeian el hori­ zonte para una palabra religiosa más auténtica, para un nuevo reino de la verdad. He aquí el sentido último, la importancia y la necesidad de la crítica psicoanalítica de la religión. Ni es una perspectiva totalizante, ni es la dimensión radical del problema. Pero posee tal importancia que bien puede decirse está cambiando muy profundamente todos nuestros hábitos tradicionales de entender este viejo problema. El psicoanálisis, con su crítica destructiva a veces, otras con sus teoriza­ ciones antropológicas y teológicas sobre la religiosidad, no hace sino esclarecer, en una considerable parcela, el hecho metacientífico y úl­ timo de la dimensión teologal del hombre como ser religado. ¿Cuáles son los puntos de doctrina y las conclusiones de esta crítica en el momento actual? Trataremos de exponerlos sumaria­ mente, como síntesis final de este trabajo. 1) Parece evidente que el psicoanálisis no sólo no es un ene­ migo declarado de la religión sino, muy al contrario, un método de purificación y afinamiento de la conciencia religiosa. 2 ) Resulta probado que en la religiosidad, como en todo acto rigurosamente humano, juega un papel importante, si no como cau­ sa eficiente, sí como limitante y deficiente, el estrato inconsciente de la personalidad. 3 ) El psiquismo profundo es capital elemento para enjuiciar un conjunto de conductas poco comprensibles desde la psicología clásica racionalista, cuales son el ateísmo, la filantropía, la moral sin Dios, la pura fraternidad intramundana, etc., en las que puede haber una auténtica vivencia religiosa, aunque en el plano racional, por obra de las numerosas alienaciones, de los múltiples idola (ecónomicos, políti­ cos, sociales, publicitarios, culturales, educativos, etc.) de nuestro

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