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G. GRACIA GUILLEN 127 va a la categoría de todo (pars pro toto) con el consiguiente desarreglo humano. «Una verdad parcial es elevada a la categoría de absoluta, declarada verdad total: es el totalitarismo » (CR, 636 ). Frente a esta posición, siempre patológica, es preciso buscar una concepción integral del mundo (no una concepción totalitaria) en la síntesis existencial au­ tónoma. Esta concepción integral, decimos, ha de ser plurifactorial. En efecto, Caruso distingue tres estratos o planos en el ser humano: el biológico, el moral y el religioso. «El tratamiento de las almas es de todos los tiempos y en él se descubren tres grandes tendencias. Una basada en el postulado religioso que comprende las formas mágicas hasta la dirección y santificación de las conciencias; es la primera en aparecer y no se encuentra dispuesta a desaparecer. Otra fundada en el postulado moral; preceptos de sabiduría, doctrinas filosóficas (p. ej., la doctrina estoica); está siempre en vigor y toma las formas más variadas según el contenido de la doctrina de que depende. Y, por fin, una ten­ dencia, la última en aparecer, basada en el postulado biológico, en los datos y métodos de las ciencias naturales, tales como el psicoanálisis y los diferentes procedimientos psiquiátricos» (CR, 623 - 4 ). La psicotera­ pia, si quiere ser verdaderamente profunda, habrá de comprenderlos a los tres. «Un concepto universal de la psicoterapia sería tal vez en­ contrado en una síntesis de las tres tendencias que hemos bosquejado» (CR, 624 ). La psicoterapia clásica de Freud, Janet, }ung, Adler, no es uni­ versal, sino que investiga única y exclusivamente el «plano biológico». «Ante todo, es el psicoanálisis de Freud el que ha servido algunas veces para edificar una especie de filosofía, de concepción del mundo, cuyo principio directo es el determinismo. Nos apresuramos a decir que reconocemos enteramente lo bien fundado e incluso la necesidad de un análisis reductivo en psicoterapia. Desde el punto de vista de este aná­ lisis reductivo, todo fenómeno psíquico debe aparecer como estricta­ mente determinado por otros fenómenos. Pero desde el momento en influencias positivas del psicoanálisis en la vida religiosa», Rev. de Psicol. (Bogotá) 4, 1, 1959; La psicología en la crisis cultural contemporánea (Madrid, 1959); «Valo­ res espirituales y psicoanálisis», Revista de Espiritualidad, 19, 74, 1970; Psicoanáli­ sis para la persona (Barcelona. 1965); El psicoanálisis, lenguaje ambiguo (México, 1966).

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