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120 RELIGACION Y PSICOLOGIA PROFUNDA (DI, 26 ). «Con otras palabras: en su profundidad, «en el fondo », lo espiritual es necesariamente inconsciente por naturaleza » (DI, 28 ). «De todo esto resulta justamente que el « centro » del ser huma- no (Zíi persona), en la « profundidad » (/fl persona abismal) es incons­ ciente: el espíritu es precisamente en su origen espíritu inconsciente » (DI, 28 ). <(Pero no sólo en su origen, no sólo en el principio es incons- ciente el espíritu, sino también en lo último, «en última instancia» ; no sólo es inconsciente en lo más profundo, sino en lo más alto; la última instancia, la que tiene que decidir — digamos— sobre lo cons- ciente o lo inconsciente, es inconsciente» (DI, 29 ). La instancia que decide entre que algo llegue a ser consciente o siga siendo inconscien­ te funciona, pues, de modo inconsciente. Pero, para poder decidir, tiene que poder distinguir de algún modo. Ambas cosas — tanto de­ cidir como distinguir— las puede tan sólo algo espiritual. Y de este modo queda demostrado, según Frankl, que lo espiritual no sólo pue­ de, sino que, en último término y en su origen, tiene que ser incons­ ciente (DI, 30 ). Si desde esta perspectiva analizamos la conciencia moral 71 vemos que está arraigada en un fondo inconsciente (DI, 31 ); «en su origen, la conciencia se sumerge en el inconsciente» (DI, 31 ). De aquí que pueda ser llamada, según Frankl, también irracional porque, al menos en su realidad de ejecución inmediata, nunca es totalmente raciona- lizable; es explorable tan sólo «a posteriori», según una «racionaliza­ ción secundaria». Para comprender mejor este punto conviene distinguir en el pen­ samiento de nuestro autor, entre conocimiento y conciencia. «Al co­ 71. Conviene distinguir, en la terminología de Frankl, entre «consciencia» ( B ew u sstsein ) o conciencia psicológica, que se opone a «inconsciente», y «concien­ cia» (G ew issen ) o conciencia moral (Cf. FRANKL, Psicoanálisis y existen cialism o, trad. esp., México 1967, p. 13). En nuestro trabajo usamos siempre el término cons­ ciencia en el primer sentido, y el de conciencia en el segundo. Para Frankl, el importante en la argumentación es el segundo término, base de la responsabilidad, del ser responsable. Su logoterapia podría definirse como «la psicoterapia qu e arranca del esp íritu d e la con cien cia d e responsabilidad» ( P sico­ análisis y existen cialism o, p. 38). La responsabilidad es el centro de la concien­ cia. Esta responsabilidad es respuesta a una cuestión que la vida nos plantea; es algo, por tanto, anterior a la realización, algo que deberá ser pero que aún no es. De aquí que, para Frankl, en la conciencia hay siempre algo apriórico, irracional, que sólo puede ser examinado conscientemente («examen de conciencia») a poste- riori.

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