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G. GRACIA GUILLEN 119 la vida» — la contestación se efectúa por medio de la responsabilidad de nuestro devenir. Y el devenir es «nuestro» tan sólo en cuanto es devenir responsable» (DI, 14 - 5 ). Responsable: sujeto que trata de responder auténticamente, con justeza, a las preguntas o cuestiones que la vida le plantea a cada mo­ mento. El «auténticamente» y «con justeza» nos remiten a dos virtu­ des o dimensiones constitutivas de la moralidad humana: la auten­ ticidad y la justicia. Y esa moralidad puede existir porque hay una «conciencia del Yo», porque el hombre es un ser ((espiritual». «Lo que se hace consciente en el psicoanálisis es lo impulsivo, mientras que en el análisis existencial llaga a la conciencia algo esencialmente diferente: no lo impulsivo, sino lo espiritual. El ser-responsable, el tener-responsabilidad es la base del ser humano como ser espiritual y no como ser meramente impulsivo; en el análisis existencial se trata de ser humano, no como impulsado, sino como ser responsable; se trata de la existencia espiritual. Lo que en el análisis existencial lle­ ga a mi conciencia no es, pues, algo impulsivo, no es algo inherente al Ello, sino que es mi Y o : llega a la conciencia del Yo, no el Ello, sino el mismo Y o ; éste logra conciencia de sí mismo, se logra» (DI, 16 ). De lo dicho se deduce que ya no hay sólo un inconsciente impul­ sivo (del Ello), sino también un inconsciente espiritual (del Yo). «Con ello el contenido del inconsciente se ve considerablemente ampliado, y el propio inconsciente dividido en impulsividad inconsciente y en es­ piritualidad inconsciente» (DI, 17 ). Ser-responsable es sinónimo de ser-espiritual y ser-auténtico, ya sea esta responsabilidad del Yo consciente o inconsciente, términos éstos siempre de difícil delimitación. De aquí se deduce una grave conclusión: «El hombre puede también ser auténtico en aquello en que es inconsciente » (DI, 20 ). Más aún, teniendo en cuenta que la per­ sona se define como ((centro» de actos espirituales (Scheler), la autén­ tica «persona abismal» inconsciente no puede ser otra que la espiri­ tual, la del Y o ; la impulsiva será, a lo más, algo vegetativo, animal y periférico «en» el hombre (DI, 25 - 6 ). De aquí se deduce otra con­ clusión de importante trascendencia: «la persona abismal espiritual no es inconsciente tan sólo facultativamente, sino obligatoriamente »

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