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116 RELIGACION Y PSICOLOGIA PROFUNDA está protegida de los conflictos manifiestos. Si no la absorbe el traba- jo tiene que usar todas las salidas de escape que le ofrece nuestra cul­ tura, con el fin de estar protegida de la terrible experiencia de estar a solas consigo misma y de mirar en el abismo de su impotencia y empobrecimiento humano» (FR, i i o - i i ) . Esta ayuda psicoanalítica es esencialmente religiosa. La terapia analítica es una tentativa de ayudar al paciente a ganar o recuperar su capacidad de amor (FR, 115 ) ; y el amor es la base de la autén­ tica religiosidad, de la religión humanista (FR, 114 ). Este primer punto de actuación, la ayuda al hombre mediante el psicoanálisis, la cura de almas y el amor, con ser necesario, es in­ suficiente, ya que sólo puede ejercerse a nivel individual. Hace falta también una acción social, ya que de ahí proviene el principal peli­ gro: «La amenaza a la actitud religiosa no está en la ciencia, sino en las prácticas predominantes en la vida diaria. En ellas, el hombre ha cesado de buscar en sí el fin supremo de la vida y se ha convertido en un instrumento que sirve la máquina económica que ha construi­ do con sus propias manos. Se interesa por la eficiencia y el éxito más que por su felicidad y el desarrollo de su alma. Más específicamente, la orientación que más pone en peligro la actitud religiosa es la que yo he llamado «orientación mercantil» del hombre moderno» (FR, 132 ), donde aparece un tipo degradado de ser que Fromm denomina «el hombre-mercadería» (FR, 134 ), con un ídolo: la mercancía o el dinero. «No sólo son ídolos las figuras de piedra y de madera. Las pa­ labras pueden convertirse en ídolos y las máquinas también; los cau­ dillos, el Estado, el poder y los grupos políticos pueden serlo igual­ mente. La ciencia y la opinión del vecino pueden convertirse en ído­ los, y Dios se ha convertido en el ídolo de muchos» (FR, 152 - 3 ). En esta lucha contra los ídolos y las prácticas antihumanitarias tienen que reunirse todos los hombres de buena voluntad. Sus actua­ ciones habrán de ser múltiples y variadas. Por ejemplo, habrá que impedir que las religiones perviertan sus mismos principios de liber­ tad al convertirse en organizaciones gobernadas por una burocracia re­ ligiosa o política (FR, 113 ). Otros muchos ejemplos de acción social podrían añadirse, pero necesitan de un descubrimiento y conciencia- ción mancomunados, solidarios. «¿No es el momento de dejar de dis

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