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112 RELIGACION Y PSICOLOGIA PROFONDA ta psicológico, de un modo muy amplio, como « cualquier sistema de pensamiento y acción compartido por un grupo que dé al individuo una orientación y un objeto de devoción » (FR , 39 - 40 ). Y añade Fromm: «no hay cultura del pasado, y parece que no va a haber cultura en el futuro, que no tenga religión en el amplio sentido de nuestra definición» ra. Tan amplio concepto necesita obligadamente de acotamientos y distingos, pues dentro de él pueden cobijarse ideologías de muy va­ rio y encontrado cariz psicológico, moral y humano. «No existe na­ die sin una necesidad religiosa, una necesidad de tener una orienta­ ción y un objeto de devoción; pero esta declaración no nos dice na­ da acerca de un contexto específico en el cual esté manifiesta esta ne­ cesidad religiosa. El hombre puede adorar animales, árboles, ídolos de oro o de piedra, un dios invisible, un hombre santo o diabólicos caudillos; puede venerar a sus antepasados, su nación, su clase o par­ tido, el dinero o el éxito; su religión puede conducir al desarrollo de la destrucción, del amor, de la dominación o de la fraternidad; pue­ de adelantar su capacidad de razón o paralizarla... La cuestión no es religión o no religión sino qué clase de religión, si es una que contri­ buye al desarrollo del hombre, de sus potencias específicamente hu­ manas, o una que las paraliza» (FR, 44 - 5 ). La cuestión no es religión o no religión, sino qué clase de reli­ gión. Para responder a esto hay que establecer, según Fromm, una «tipología» religiosa. Arduo problema que Fromm no cree poder es­ tudiar con exhaustividad histórica y conceptual. Por eso, y usufruc­ tuando con bastante profusión las doctrinas de la escuela sociológica de Frankfort, escribe: «Sólo me ocuparé de una distinción, pero que en mi opinión es importantísima, y que comprende las religiones teís­ tas y las que no lo son: la distinción entre religiones autoritarias y religiones humanistas» (FR, 54 ). En las religiones autoritarias «el hombre está dominado por un 69. Es más, desde esta perspectiva, ia tesis de Freud de la religión como neu­ rosis infantil colectiva de la Humanidad puede adquirir otro sentido, un sentido religioso, de modo que «podemos interpretar la neurosis como una forma particu­ lar de religión, más específicamente, como una regresión a formas primitivas de religión que chocan con las normas oficialmente reconocidas del pensamiento re­ ligioso» (FR, 46). Fromm transcribe a este respecto materiales históricos y clíni­ cos muy interesantes, que intentan confirmar su agudo aserto.

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