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1 0 8 RELIGACION Y PSICOLOGIA PROFUNDA ocupen la trama central de su libro Psicología y Religión. Bástenos con señalar el carácter eminentemente religioso que las vivencias sub­ conscientes tienen para Jung y que él no tiene reparo en admitir y defender. «Estoy plenamente persuadido — dice— de la extraordina­ ria importancia del dogma y del ritual, al menos como métodos de higiene espiritual » (JR, 67 ). Por eso no puede comulgar con los reduc- cionismos freudiano y adleriano. «En mi carácter de médico, fácil me resultaría adherir a la llamada creencia «científica», con arreglo a la cual una neurosis no contiene sino sexualidad infantil o afán de pode­ río reprimidos. Mediante tal depreciación de los contenidos anímicos, en alguna medida sería posible resguardar a cierto número de pacien­ tes contra el peligro de las experiencias inmediatas. Pero sé que esta teoría sólo es verdadera en parte; que no penetra más que algunos as­ pectos de la psique neurótica. Y no puedo decir a mis pacientes nada de lo cual no me halle cabalmente convencido» (]R, 68)63 «En mi opinión, desde el punto de vista de la verdad psicológica, toda teoría científica, por sutil que sea, posee en sí menos valor que el dogma religioso, y ello por el simple motivo de que una teoría es por fuerza abstracta y exclusivamente racional, al paso que el dogma expresa por su imagen una totalidad irracional. Este fenómeno garan­ tiza una reproducción sobremanera mejor de un hecho tan irracional como la existencia psíquica. Además, el dogma debe su existencia y su forma, por un lado, a las experiencias de la «gnosis» — llamadas inmediatas y reveladas, como, por ejemplo, el Hombre-Dios, la cruz, la Inmaculada Concepción, la Trinidad, etc.— , y por otro a la inin­ terrumpida colaboración de muchos espíritus y siglos... Con idéntica frecuencia encontramos esas imágenes en religiones paganas y, ade­ más, con todas las variaciones posibles, pueden reaparecer espontá­ neamente en forma de fenómenos psíquicos — tal como un pasado remoto habían prevenido de visiones, sueños y estados hipnóticos— . Estas ideas no fueron inventadas nunca; nacieron cuando la huma­ nidad no había aprendido aún a emplear el espíritu como actividad que se ajusta a fines. Antes de que los hombres aprendieran a produ­ cir pensamientos, los pensamientos les vinieron. No pensaron, sino que percibieron su función espiritual... El dogma constituye una ex­ 63. C f. e l ca p ítu lo d e W H IT E , «F reu d , J u n g y D io s », en O p. cit., p p . 85-108.

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