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8 4 RELIGACION Y PSICOLOGIA PROFUNDA los testimonios de su preocupación por la realidad elpídica y fílica de la persona humana. La dimensión pística, sin embargo, posee, hasta el momento, sólo un tratamiento desiderativo. Es, en efecto, uno de sus proyectos antropológicos estudiar el «gran tema de la religación del hombre a su fuente y fundamento», y dentro de él desarrollar con cierto pormenor «la vinculación del hcmbre occidental, a los di­ versos «sucedáneos de Dios» a que se ha entregado en el curso de los tres últimos siglos; la necesidad de una actitud personal implícita o explícitamente «religada» para la apropiación personal de la vida que uno hace, y de manera especial cuando esta vida es la enfermedad; el modo de vivir que en varias ocasiones recientes he llamado «prerre- gligioso»; la relación existencial entre el ateísmo, el antiteísmo y el panteísmo» 3. El colmar tan ambicioso proyecto supondría, no lo ignoro, es­ cribir casi toda la historia del hombre contemporáneo en aquello que éste tiene por más específico. Dejemos tan vasta empresa para el au­ tor del proyecto. El presente trabajo aspira, eso sí, a inscribirse en la línea antropológica por Laín trazada, exponiendo con algún detalle la perspectiva psicoanalítica sobre la religación. Tarea que dista mu­ cho de constituir labor superflua, tanto para la Psicología como para la comprensión antropológica de la religación. Tratemos de demos­ trarlo. La Psicología general de la religiosidad es una ciencia muy jo­ ven, en sus dos vertientes; teórica (Psicología religiosa) v aplicada (Psicología pastoral ) 4. m isma raíz, en el fundamento metafísico de su inteligencia y su voluntad, la exis­ tencia humana posee una estructura a la vez «pística» (pistis, la fe, la creencia), «elpídica» (elpís, la esperanza) y «fílica» (philia, la amistad, el am or). Porque la necesidad de creer, esperar y amar pertenece constitutiva e ineludiblemente a nues­ tro ser, «somos» nuestras creencias, nuestras esperanzas y nuestras dilecciones, y con ellas contamos, sabiéndolo o no, en la ejecución de cualquiera de los actos de nuestro vivir personal». 3. Prólogo al libro de S O L E R P U IG O R IO L . El hombre ser indigente. El pen­ samiento antropológico de Pedro Lain Entralgo, (M adrid 1966), p. 28. 4. E n el lenguaje común no se distinguen con absoluta nitidez estas dos ra­ mas que se implican y complementan. E n castellano tenemos ya una bibliografía ciertamente notable sobre ambas direcciones. Sobre Psicología religiosa: W E IL L , G., Psicología de la religión (Santiago de Chile, 1948); VACA, C., Ensayos de Psicología religiosa (M adrid, 1958); M A N K E - L IU N A S , M . V ., Psicología de la religiosidad (Madrid, 1961); S T E P H E N S S P IN K S , G., Introducción a la Psicología de la religión (Buenos Aires, 1965); ARAGO M IT - JA N S , J. M ., Psicología religiosa del niño (Barcelona, 1965); PO LL , W ., Psicología de la religión (Barcelona, 1969); V E R G O T E , A., Psicología religiosa (M adrid, 1969).

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