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4 0 HEGEL REDIVIVO pecto de su obra se nos ofrecen dos caminos, descontado por menos eficaz el de sus escritos mayores: la vía más íntima de su epistolario, despejada mediante la edición completa del mismo hace diez años, y la más externa de los testimonios ajenos, recopilados ahora por pri­ mera vez. Este es el que tratamos de seguir. Lo creemos camino no hollado aún por «viajero» español, y que incita a su andadura, bien sea internándose sólo en el alud de datos que acerca de Hegel lega­ ron sus familiares, discípulos, amigos, observadores, y enemigos, bien a través del itinerario breve y selecto que nos proponemos trazar. Al término de este entretenido «paseo» confiamos contar con un retrato del hombre que filosofaba en Hegel, retrato unitario a pesar de las muchas manos que lo delinearon. Por lo mismo, nos será dado atisbar, unas veces en lejanía y otras en palpable proximidad, el rico paisaje in­ telectual, social, político y económico en que su vida se desenvolvió. Por lo demás, esta semblanza de la persona del filósofo y de los avatares de parte de su obra, a base de noticias frescas, directas y es­ pontáneas debidas a sus continuos, o a conocedores inmediatos, tiene la ventaja de exhumarnos su figura sin el rasgo estilizado de la biogra­ fía académica, aunque quizás también la desventaja de carecer de su depurada crítica. Para decirlo en una palabra: un poco con el bohe­ mio desgarbo y despreocupación de una antigua doxografía, a lo Diógenes Laercio \ I . P r i m e r a s l e t r a s y p r i m e r o s e n s a y o s : Stuttgart'Francfort (1770-1800) Abruptamente comienzan estas memorias ajenas, sobre uno de 1. La base documental de este trabajo son algunos de los datos contenidos en Hegel in Berichten seiner Zeitgenossen, editados por G. Nicolin (Hamburgo, Fé­ lix Mame’- Verlag, 1970). Puede verse una concisa reseña de esa obra en Natur Grac. 17 (1970 ) 441-442. E l resultado, que admitimos de antemano, será forzosa­ mente un Hegel desde fuera, con las limitaciones que supone e impone la docu­ mentación utilizada. E l móvil ideal que nos ha guiado podría resumirse en estos pensamientos de Miguel de Unamuno, que tal vez entrañaran una protesta contra el m ismo Hegel: «E n las más de las historias de la filosofía que conozco se nos presenta a los sis­ temas como originándose los unos de los otros, y sus autores, los filósofos, apenas aparecen sino como meros pretextos. La íntima bicgrafia de los filósofos, de los hombres que filosofaron, ocupa un lugar secundario. Y es ella, esa íntima biografía,

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