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3 0 LA SITUACION DE JUDA EAJO GODOLIAS tulado inicial. Sobre todo interesaba aumentar el personal útil y ca- paz de un trabajo fructuoso. Para resolver esta primera urgencia eran insuficientes los «restos» del destierro. Era necesario atraer, de nuevo, a todos los dispersos por los montes y en las provincias vecinas. El número de éstos debió ser bastante notable. La progresiva ocupación de Judá por los caldeos obligó a muchos a buscar la salvación sea en los bosques, sea en los pueblos vecinos. Nobles, grandes propietarios, militares podían así evitar una segura deportación. La primera condi' ción para lograr el retorno de este elemento importante era ofrecerles plena seguridad. Godolías, hombre de grandes cualidades personales, les aseguró la paz y la protección por parte de los caldeos. En }er 40,7 ss se nos habla de diversas clases de fugitivos que volvieron a Mizpah. En primer lugar, los jefes del ejército y sus hom­ bres. Probablemente se refiere a las diversas unidades que debían exis­ tir en todas las grandes ciudades de Judá. La imposibilidad de hacer frente a los caldeos les obligó a huir a los lugares más inaccesibles. En Jer 52,8 se nos habla también del ejército del rey Sedecías, que aban­ dona al rey y se dispersa. Pronto llegó hasta ellos la noticia del nom­ bramiento de Godolías como «paqíd». El libro de Jeremías dice tex­ tualmente: «Todos los jefes del ejército, dispersos por la región, ellos y sus hombres vinieron a saber que el rey de Babilonia había consti­ tuido «paqíd» a Godolías, hijo de Ahicam, sobre el país y que le había confiado los hombres, las mujeres y los niños y los pobres de la región» 14S. El texto nos informa brevemente sobre los poderes de Godolías. Parece claro, como hemos visto, que se trataba de una «ad­ ministración», con amplios poderes sobre las diversas clases sociales. La noticia del nombramiento de Godolías les infundió esperanza, y retornaron a Mizpah 149. Sin embargo no todo debía aparecer tan fácil. Tal vez temían una nueva deportación o un castigo por parte de los caldeos. Godolías tuvo que prometerles que nada malo les vendría: «No temáis servir a los caldeos, habitad en la tierra, servid al rey de Babilonia, y os reportará bien» 1S0. La tentación de huir y buscar re­ fugio y una morada estable en una región vecina, especialmente en 148. Jer 40, 7. 149. Jer 40, 8. 150. Jer 40, 9.

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