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396 TRANSCENDENCIA DIVINA Y VOLUNTARISMO incluye un aspecto de actividad — de reacción en cierto sentido— que se considera necesaria para que la recepción de una forma sea operación vital5. El nuevo cambio para el perfeccionamiento sobre­ natural tendrá que verificarse en ese elemento activo que la crea- tura requiere para ver realmente a Dios. Porque toda la sobrena- turalidad del objeto divino está en que el entendimiento creado no puede alcanzarlo con su actividad. (En los autores franciscanos se subraya repetidamente el carácter de sobrenaturalidad en cuan­ to a la consecución o «atingencia»). En otras palabras, esta nueva relación a Dios, que sólo de parte de la creatura puede producirse, no significa en ella un cambio para poder tender hacia Dios considerándolo perfección propia, sino únicamente para que Dios se le haga presente. En este aspecto hay que recordar cómo los franciscanos afirman la necesidad abso­ luta del «lumen gloriae» por la razón de que el acto de la visión beatífica no es algo meramente pasivo. Y especialmente también, hay que tener en cuenta la función de Ja caridad en la actividad sobrenatural de la creatura, sea en el acto meritorio, sea en el acto de amor unitivo6. Y nos encontramos con esto: que, en el cambio de la creatura, es el objeto divino mismo quien polariza, no de modo natural, sino sobrenaturalmente, una potencia creada. No hacemos ahora distinción entre el estado de incoación terrestre y el de la sobre- naturalización perfecta en el cielo. Nos ponemos simplemente ante el paso misterioso de lo natural a lo sobrenatural. Sólo de un modo oscuro y humilde se puede continuar en el intento de dar alguna otra precisión razonable al dato revelado, sin la pretensión de des­ correr completamente el velo. Dios es inmutable. Pero la inteligencia humana tiene que bus­ car también de parte de Dios, del objeto, el elemento divino que sea principio y explicación de un cambio en la creatura por el que ésta recibe el mismo ser de Dios como objeto inmediato y bea­ tificante. Es decir, puesto que la trascendencia se nos revela como accesible, ¿puede la razón encontrar en su idea sobre Dios alguna explicación a esta accesibilidad? Otra vez hay que empezar por exclusiones: Como la esencia divina es necesaria y sólo objeto natural de las potencias divinas, 5. Cf. Z. van de Woestyne, OFM, Cursus philosophicus. Mcchliniae 1925, t. 2, p. 365; E. G ilson, Jean Duns Scot. Introduction à ses positions fondamentales, Paris 1952, p. 533. 6. Cf. P. Minges, Compendium Theologiae Dogmaticae Specialis. Ratisbonae 1921-1922, t. 2, pp. 301-302; Id., Joannis Dun « Scoti doctrina vhilosophica et theolo- gica, Quaracchi 1930, t. 2, pp. 709-713.

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