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V IC E N T E M U Ñ IZ 381 La segunda clase de elementos que, en el símbolo, cabe analizar son los cognoscitivos. Entre la realidad y el lenguaje ocupan siem­ pre el punto de convergencia y, en sus aspectos simbólicos, ofrecen un conjunto de problemas cuya temática central se ubica en torno a la dimensión intuitivo-expresiva del conocimiento. Ante los elementos cognoscitivos del símbolo las preguntas que podrían hacerse son siempre de este tipo: ¿qué datos de la per­ cepción entran en la constitución del símbolo y cómo se realiza ésta?, ¿cuál es el alcance y la naturaleza de lo simbólico dentro del conocimiento humano? La mente del niño sigue desde un principio un proceso más o menos determinado y sistemático en su afán de comunicarse con el mundo exterior y llegar a su comprensión. Uno de los recursos que para ello emplea es el símbolo. La imitación, el juego y el sueño son elementos importantes en su obtención 8. Con todo, la aprehen­ sión de la realidad con su posterior elaboración y su trasvase a la palabra, para constituir el contenido significativo de ésta, tienen siempre un denominador original común: la intuición. Toda abs­ tracción, juicio o razonamiento como formas complicadas de la actividad mental tienen por fundamento y soporte la simplicidad de elementos intuitivos. Lo mismo sucede con la función represen­ tativa del lenguaje e, incluso, de cualquier medio expresivo no idio­ màtico que pretenda representar cosas. El contenido significativo de las palabras, especialmente las palabras nombre, está ligado a las primeras intuiciones infantiles. Cuando un niño pregunta por primera vez, ¿qué es esto?, intenta buscar la palabra con que designar y connotar los elementos de una intuición primigenia que le entra por los ojos. El lenguaje, vehículo vacío de expresión, cobra para el niño plenitud. Comienzan las palabras — consideradas como vehículo vacío de expresión— , a llenarse de contenido: la realidad se ha convertido en palabra merced a elementos de per­ cepción intuitiva. A partir de aquí puede ya el lenguaje complicarse de significaciones, evolucionar y sufrir adiciones representativas. En un estadio de madurez cognoscitiva, el símbolo se presenta como fruto último de un proceso sucesivo y articulado de percep­ ciones y representaciones, de actos de pensamiento comparativos y conclusivos en cuyo origen se encuentran elementos de intuición. En este proceso, lo que resalta no es la imagen concreta y total B) E l e m e n t o s g n o s e o l o g i c o s d e l s i m b o l i s m o . 8 . J. Piaget, o. c., y en Seis estudios de psicología, donde hace un breve resu­ men de estas mismas ideas en p. 128ss. 8

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