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3 5 6 E S E N C IA Y R EA L ID AD EN LA V ID A F R AN C ISC A N A II Una primera aproximación al problema del camino a seguir en la reflexión teórica esencial del franciscanismo ha de realizarse considerando los métodos que tradicionalmente han sido usados a propósito de la espiritualidad franciscana. Ello ha de orientarnos en nuestras pesquisas e indicarnos posiblemente la vía de solución. En principio, los caminos son dos. «La espiritualidad francis­ cana puede estudiarse de dos maneras diferentes: histórica o teo­ lógicamente. La histórica tendría por objeto las manifestaciones externas de santidad que nos muestran las fuentes históricas de la vida del Seráfico Fundador y sus primeros compañeros, y toda la epopeya de santidad que ha llevado en sus entrañas la Orden Franciscana, a través de los siglos. Se detendría, sobre todo, en la concretez histórica y admirable de la pobreza, la simplicidad, el espíritu evangélico, la fraternidad universal, bajo el dulce domi­ nio de la idea de la paternidad de Dios, la tierna devoción a la pasión de Cristo, a su misterio de Niño en el pesebre de Belén. El estudio teológico de la espiritualidad franciscana nos llevaría, por su parte, a la raíz de donde surgen esas virtudes y esas predi­ lecciones, a la motivación razonada de esa peculiar actitud dentro del Cristianismo» I6. 1. Estos son, en síntesis, los dos métodos que los franciscanos han venido usando en sus estudios. Sobre todo el primero. «Todos han querido aferrarse a la elocuencia de la historia». Y ello por una razón hasta cronológica y generacional. El gran movimiento franciscanista nació a últimos del siglo pasado, cuando el entre­ cruce de positivismo e historicismo creó verdadera obsesión por desenterrar manuscritos y preparar ediciones críticas. También es­ de problemas relaciónales e interpersonales, pero incapaz de llegar a la auténtica esencia de las cosas reales. Y esto acontece hasta en el m ism o Husserl. Zubiri, después de examinar con detención el con cepto de esencia en este autor, cree que «Husserl ha lanzado el problema de la esencia por la vía del saber, es decir, por la vía del acto de conciencia en que la aprehendo. Pero con ello la esencia de las cosas queda irremediablemente perdida de antemano y jamás podrá volver a recu­ perarse. La filosofía de Husserl, la Fenomenología, jamás nos dice qué es algo, sino cuál es el m odo de conciencia en que es dado» ( Sobre la esencia, Madrid 1962, p. 28). Ahora se comprende la causa de la fluctuante posición de Lortz ante el problem a de la esencia del franciscanismo. Más tarde veremos cóm o Zubiri, en la elaboración de su doctrina sobre la esencia, ha utilizado un m étodo que supera al fenom enológico. 16. Bernardino de Armellada, Simbolismo metafisico y voluntarismo en la espi­ ritualidad franciscana, en «Naturaleza y Gracia» 2 (1955) 81-2.

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