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D IE G O G R A C IA G U IL L E N 355 que convierten el imperativo en principio, la acción más insignifi­ cante en regla y en ley; tienen, en cierto sentido, la «norma» o «teoría» de su espiritualidad. Pero al terciario secular le hace falta — creo que con urgencia— una vigorosa y radical sistematización de la espiritualidad franciscana. Sintetizando lo expuesto, hemos de concluir afirmando que el franciscanismo en su más radical entraña es vida y no teoría, oración y no especulación, caridad y no ciencia ". Y, por otra parte, también es verdad que desde San Francisco se nos ha venido ense­ ñando a no disecarlo en esquemas intelectuales y profanarlo con interpretaciones12. Pero si los fenómenos vitales y existenciales pierden concretez en la intelección teórica, ganan mucho en cla­ ridad y nos revelan más fácilmente los constitutivos de su esencia. Es por esto por lo que todo hecho, a la hora de ser examinado en busca de su radical sustancialidad (esto es, cuando buscamos una definición esencial y no meramente descriptiva), debe ser some­ tido a una especial reflexión teórica. Y es este hecho el que obliga a buscar una teoría del franciscanismo. Advirtiendo, eso sí, que el resultado «son teorías, construcciones intelectuales, todo lo fun­ dadas que se quiera, muy comprensibles, probablemente ciertas, pero que no son la realidad» 13, la realidad del franciscanismo. «Nuestra vida primordialmente no es teoría acerca de las cosas. Las cosas nos son, en un primer momento, facilidades o dificulta­ des con las que tropezamos y sólo al filo de tales dificultades, cuan­ do éstas nos urgen a buscar una solución, ponemos en marcha nuestras facultades cognoscitivas, en nuestro caso las superiores o intelectuales. Para poder vivir en medio de las cosas muchas veces no tenemos más remedio que distanciarlas de nosotros y, desde esta distancia, teorizar sobre ellas. Se teoriza cuando las cosas de nuestro mundo se convierten en problemas» 14. Hoy el franciscanismo es un problema y necesita, no sólo de «descripción fenomenológica», más también de «reflexión esencial teórica» ,5. 11. Cf. el Prólogo del Itinerarium de San Buenaventura. 12. Cf. Test. 35 (W illibrord de París, Le message spirituel de saint Francois d’Assise dans ses Ecrits, Blois 1960, p. 76). 13. Julián Marías, Introducción a la Filosofía, Madrid 1947, pp. 159-160. 14. Gabriel de S otiello, El hombre y las cosas. Algunos aspectos de la Filosofía de Ortega y Gasset, en «Naturaleza y Gracia» 7 (1960) 255-6. 15. Fácilmente se com prenderá que estos dos térm inos no son perfectamente diferentes y contrastables. Husserl es el fundador de la fenom enología y, a la vez, filósofo esencialista com o el que más. Pero, com o ha escrito Merleau-Ponty, la fenom enología no es aún una ciencia fija y unitaria; y en bastantes de sus expo­ siciones aparece más bien com o ciencia descriptiva, muy fecunda para el estudio

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