PS_NyG_1970v017n003p0351_0372
366 E S E N C IA Y REA LID AD EN LA V ID A F R A N C ISC A N A ya no se identifica de modo absoluto sustantividad y orden cons titucional, sino que tal sustantividad, por ser abierta, posee dos respectos: el constitucional, y el operacional. O, como dice Zubiri, el que sea una sustantividad abierta «significa que en el orden operativo está abierta a toda realidad cualquiera que ella sea. En su virtud, en el orden constitutivo y estructural mismo, la esencia del hombre es esencia abierta» (HRP, 29). La sustantividad del hombre está fuertemente influenciada por lo operativo: suscitaciones-respuestas. Es la sustantividad como ten sión. Mas «todo viviente tiene un modo primario de habérselas con las cosas y consigo mismo, anterior a sus posibles situaciones y respuestas. A este modo de habérselas con las cosas y consigo mismo es a lo que llamo habitud» (HRP, 10). Y estos dos estadios, «la sustantividad como tensión y como habitud (esto es, la sustan tividad en momento operativo), no son sino consecuencia de las estructuras, de la sustantividad como estructura» (HRP, 12-13). Este último estrato de la personeidad humana se define como «la totalidad de los momentos constitutivos de una realidad en su precisa articulación en unidad coherencial primaria» (HRP, 12). Su examen nos descubre la esencia del hombre, ya que «esta estruc tura es la esencia de la sustantividad» (HRP, 23). Tres estratos de la sustantividad o personalidad humana: ten sión, habitud y estructura. El franciscanismo hemos dicho ser algo que pertenece a la rea lidad de cada franciscano, a su sustantividad. ¿En cuál de estos tres estratos se ubica? Desde luego, no pertenece a la estructura esencial. Se puede sei perfectamente hombre sin ser franciscano. Tampoco a la tensión, pues el franciscano lleva algo dentro, ante rior a cualquier suscitación-respuesta. Pertenece al estrato de las habitudes. En realidad, el franciscanismo es una peculiar habitud sustan tiva de ciertas personas humanas. B) Un estudio teórico del franciscanismo ha de consistir en el atento examen de esa habitud en San Francisco. El es el modelo, la piedra de toque para discernir si los demás, sus seguidores, son o no franciscanos. El estudio teórico ha de consistir, pues, en una consideración de este punto peculiar, abstracción hecha de todo lo demás que, como persona, tal sujeto — en nuestro caso San Francisco— pueda poseer. Procediendo de este modo, more abstracto, sucede algo importante: nos ponemos a considerar esa habitud ya como algo
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz