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D IE G O G R A C IA G U IL L E N 365 cirse que todo intento de aprehender la realidad del franciscanismo, sin una previa intelección de la realidad humana es labor inútil o, por lo menos, camino cerrado, ya que nunca podremos saber en qué consiste, formalmente, el franciscanismo. A) La realidad humana, como toda genuina realidad posee, se­ gún hemos visto, una unidad estructural, y clausurada de notas constitucionales. Es lo que Zubiri llama una sustantividad. La sus- tantividad es «la suficiencia de un grupo de notas para constituir algo; es la suficiencia en el orden constitucional». «La unidad cons­ titucional es una unidad primaria cuyas distintas notas no son sino momentos concatenados, posicionalmente interdependientes en forma clausurada; es una unidad de sistema. Pues bien; esc ca­ rácter constitucional es justamente lo que llamamos sustantividad. Lo que la constitución constituye es una sustantividad, y la rea­ lidad así constituida es una realidad sustantiva» (SE, 146). En toda cosa real, en toda sustantividad podemos distinguir tres clases de notas 43: constitutivas, constitucionales y adventicias. Las notas constitucionales sabemos ya que se identifican con la sustantividad de la cosa real. Las constitutivas son una parte, la más radical, de estas notas constitucionales: son las infundadas o últimas; por eso se identifican con la esencia de la cosa real: «Como infundadas que son, las notas esenciales o constitutivas son últimas, constituyen la ultimidad de la realidad sustantiva, lo que ésta es en última instancia. Lo constitutivo es, ante todo, lo último. Esencialidad es entonces ultimidad constitucional» (SE, 195). Las demás notas constitucionales se «fundan» en las constitutivas, flu­ yen de ellas; son el ámbito del proprium aristotélico-escolástico. Finalmente las notas adventicias son las que advienen o pueden advenir a la cosa real ya plenamente constituida; no son esencia­ les, ni fluyen directamente de las esenciales; y su falta no afecta a la cosa real qua real. Son accidentes. Todo esto se da en el hombre, la realidad personal. Pero en él se dan también otras peculiaridades, por tratarse de una sustanti­ vidad muy singular, ya que posee entre sus notas constitutivas el elemento espiritual anímico. La principal de estas peculiaridades es que el hombre, por el motivo apuntado, es un animal de reali­ dades, una «sustantividad abierta», capaz de actuar con las cosas y enriquecer su persona, su sustantividad a base de ellas. Aquí 43. T om o «nota» en el preciso sentido zubiriano, según el cual «las notas no son sino momentos reales de la sustantividad, y lo que está físicamente (en el sentido de real) actualizado en las notas es el sistema m ism o en cuanto unidad primaria de ellas, es decir, la sustantividad» (SE , 146). 7

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