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D IEGO G R A C IA G U IL L E N 363 3. En un ponderado estudio sobre los Métodos para llegar a determinar las diversas escuelas de espiritualidad católica, el Padre Feliciano de Ventosa abordó hace años esta misma cuestión. Des­ pués de encontrarse y examinar de nuevo los dos métodos tradi­ cionales, el Teológico-Sistemático y el Histórico-Psicológico, aboga por un nuevo método: el Método Integral, que «debe comprender el punto de vista teológico (contenido), el punto de vista psicoló­ gico (vivencia) y el punto de vista histórico (itinerario peculiar del alma). Entreverando los tres es como lograremos de algún modo enterarnos de los misterios de Dios en las almas»38. Pero, ¿cómo entreverarlos? Se nos responde: «es preciso ana­ lizar los elementos constitutivos con los que se forja una espiritua­ lidad...: el contenido dogmático y la vivencia psíquica»39. Hay que examinar, por consiguiente, los elementos constitutivos. ¿Pero cuáles son éstos? Es una cuestión difícil que debe estudiarse con detención, analizando filosóficamente qué se entiende por cons­ titutivo, por notas constitutivas de una cosa real. En todo caso, aunque esto fuera claro, quedaría aún en pie la cuestión de cómo vamos a organizar teóricamente las ideas teológicas, el contenido dogmático para que nos revelen precisamente lo sustancial y sus­ tantivo de esta realidad que denominamos vida franciscana, y no aspectos más o menos marginales de ella. No parece que exista más que una vía de solución: el examen previo, atento y riguroso de los conceptos que nos van a ocupar: esencia, sustantividad, etc. El contenido de una teoría del franciscanísimo será dogmático; la vivencia psicológica; pero la dialéctica estructural no puede ser más que filosófica. Y ello, porque la filosofía es uno de los loci theologici, como clásicamente se viene repitiendo w, que el teólogo debe usufructuar lo más inteligentemente que pueda en sus especu­ laciones. Parece conveniente, por ello, estudiar las bases filosóficas de una teoría de la espiritualidad franciscana. 38. Feliciano de Ventosa, Método para llegar a determinar las diversas escuelas de espiritualidad católica, en «Naturaleza y Gracia» 2 (1955) 141. 39. Ibid., p. 142. 40. Cf. M. Nicolau en Sacras Theologiae Summa, I (BAC, Madrid 1962), 20-21. Finas sugerencias se encuentran en M. SCHMAUS, Teología Dogmática, I, Madrid 1960, «Introducción», especialmente, pp. 42-52; 55-57 y 159-60. Sobre la peculiar concepción bonaventuriana, Bernardo Madariaga, La filosofía al interior de la teología, en «Verdad y Vida», abril-junio 1961.

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