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D IEGO G R A C IA G U IL L E N 361 2. Hace pocos años que el método teológico-sistemático ha co menzado a absorber a los mejores franciscanistas. Antes era el método histórico-crítico el que polarizaba sus preocupaciones y esfuerzos. En 1937 escribió el P. Bracaloni: «Después del fervor literario de los años transcurridos, y después de los últimos tra bajos históricos y científicos en torno a la vida de San Francisco, ahora es su ideal, su espíritu y el alma de su institución lo que debe profundizarse, ya que se siente más que nunca necesidad de ello»30. Con todo, estos anhelados estudios teológicos se hicieron esperar, y aún en 1954 pudo escribir Aspurz: «La última de las buenas biografías es la de Omer Englebert (París, 1947). Señala la madurez de los estudios sobre la figura de San Francisco. Su perado el período de análisis crítico y de las polémicas, ha llegado el de las biografías psicológicas y espirituales, en que la persona del Pobrecillo se proyecta sobre su misión providencial y sobre su obra, en un realismo histórico cautivador. La investigación poco más tendrá que añadii ya, en cambio el campo de la psicología y de la espiritualidad nos puede reservar todavía importantes des cubrimientos» 31. La época de los estudios teológico-espirituales, como vemos, ha comenzado relativamente hace poco tiempo. Y hasta hoy no parece haber dado con resultados definitivos. Unos han querido ver en San Buenaventura 32 —otros en Es ciscus-biografie in het lichi van de moderne historische kritiek, en «Sint Franciscus» 57 (1955) 241-320; Id., Franciscus-geest en franciscaanse geest, en «Sint. Frane.» 60 (1958) 37-65. Del m ismo autor son interesantes los siguientes estudios: Thomas van Celano ais eerste biograaf van Franciscus, en «Sint Frane.» 58 (1956) 181-213; Voor- naamste feiten uit het leven van Franciscus inhet licht van de historische kritiek, ibid., 59 (1957) 63-239 y 243-316. P. Optatus, Naar een omschijving van de franciscaanse spiritualiteit, en «Frane. Leven» 35 (1952 ) 4-12 y 35-44; Id., Franciscaanse spiritualiteit, en Theologisch Woor- denboek I, Roerm ond 1952, 1542-1559. Conozco el contenido de algunos de estos estudios por «B ibliographia Francis cana», V III, 200; X , 556; X I, 343, 348, 249. 30. Leone Bracaloni, Spiritualità Francescana, v. I, «S. Francesco» p. 8 (Milan 1937). 31. Lazaro de Aspurz, Manual de Historia Franciscana, Madrid 1954, p. 33. 32. Así Leon Veuthey, Itinerarium animae franciscanum. Commentarium theolo- gico-ascetico-mysticum. Basilica X II Apostolorum , Romae 1938. Respecto a este interesante libro ha escrito el P. Chauvet: «Algunas ideas y tendencias del Padre Veuthey, particularmente la de colocar la espiritualidad franciscana en la vida m ística siguiendo a San Buenaventura, han ejercido un in flu jo muy marcado en los escritores posteriores». En español, puede consultarse: Itinerario evangélico del alma, Vilamala, Barcelona 1940. Este precioso librito es quizá la m ejor síntesis de franciscanismo que tenemos en español.
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