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ANTONIO PINTOR-RAMOS 307 ducto del resentimiento de débiles y descastados que escinden el mundo en un más acá y un más allá, para divinizar a renglón segui­ do el segundo por una impotencia constitutiva para enfrentarse con lo real en su inmediatez. Lo apolíneo y lo dionisíaco significarán una tipología cultural, con la valoración en Nietzsche del segundo en orden a la voluntad de poder y el superhombre. El problema planteado por Nietzsche es descomunal; es una imagen multisecu- lar de Grecia, mantenida con fervor religioso, la que queda en entredicho; más aún esa imagen es unilateral y superficial por incapaz de captar las realidades subterráneas que son la verdadera causa de lo que despunta a flor de tierra. En realidad, la historiografía anterior había planteado mal el problema. La relación entre el pensamiento griego y el mito no se puede plantear desde la religión olímpica, tal como aparece en Homero o Hesíodo; esa es una religión completamente desvitali­ zada e intelectualizada. Marie Delcourt, especialista en religión griega, escribe: «En las supersticiones populares la actividad fabu­ ladora aumenta a medida que disminuye la convicción. Una prác­ tica se justifica por medio de un relato a partir del momento en que el espíritu se ha liberado lo suficiente como para preguntarse por ella, dándose cuenta de que tiene necesidad de una explicación. Desde entonces se puede entrever el día en que la práctica desapa­ recerá, en tanto que se seguirá recordando la anécdota que, si ha tenido la suerte de ser narrada por algún gran poeta, se hará inmortal»5. Es fácil sostener la tesis de que el pensamiento griego es un proceso de sucesiva desmitologización si se enfoca desde la reli­ gión olímpica, perfectamente estructurada en los relatos mitológi­ cos y, por tanto, muerta ya desde la época heroica; la reacción de los filósofos contra tal religión y las sucesivas acusaciones de «asebeía» de que son objeto son contundentes en este sentido. Pero eso puede ser la religión, no la religiosidad griega, usando una idea de Nilsson. Al lado de la religión apolínea hay una corriente dionisíaca que atraviesa toda la historia griega, que fundamenta las religio­ nes de los misterios y los cultos orgiásticos, que influye en los sistemas filosófico-místicos helénicos y que es la realmente operan­ te en el hombre griego; prueba de ello es la escasez de documentos que no se puede explicar sólo por su carácter esotérico. En rea­ 5. Delcourt, M., Légendes et cultes du héros dans la Grèce ancienne. Paris 1942, p. 4.

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