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348 EL MITO, HERMENEUTICA Y FILOSOFIA nentemente colectivo ,22. Se distingue de la filosofía en que no es especulación abstracta, sino «verdadera praxis concienzada » 123. Dentro de la realidad humana hay distintos niveles y el mito tiene el suyo propio que no puede ser subsumido bajo ningún otro, pues eso sería reduccionismo m. Desde esta perspectiva, Cencilla critica, lo mismo el romanti­ cismo de Kerényi, que la visión excesivamente formalista y unidi­ mensional de Lévi-Strauss. El mito varía según los distintos niveles culturales a que pertenece, y Cencillo ofrece una triple clasificación del mito según los niveles culturales, según su contenido y según el grado de elaboración literaria de las narraciones l25. Se examina luego126 la evolución histórica del mito a través de las culturas tribales, arcaicas, clásicas y mixtas, para pasar al problema de la hermenéutica en el que se insiste en la necesidad de un método más comprensivo que el estructuralista, un método que haga justicia a la especificidad del mito y su riqueza multi­ dimensional dentro de las variadas facetas humanas a que afecta 127. A la hora de fijar en concreto los criterios hermenéuticos m, el criterio fundamental de Cencillo lo podríamos resumir en el del viejo Schelling: «la mitología interpretándose a sí misma» que, después de lo dicho, no dejará lugar a una confusión con el ro­ manticismo. A pesar del gran esfuerzo del autor, esos criterios siguen siendo un poco vagos y no hay reglas concretas que garan­ ticen su éxito a la hora de su aplicación, debido quizá al carácter plástico del mito. La investigación de Cencillo pone bien de relieve la altura con­ seguida actualmente en las investigaciones sobre la interpretación del universo mítico; al mismo tiempo, deja ver con claridad que subsisten aún muchos puntos oscuros que nos permiten afirmar que la investigación en este tema está aún lejos de llegar al final. Resta todavía una ardua tarea que sigue necesitada de ulteriores esfuerzos, contando naturalmente con lo ya conseguido, de un indu­ dable valor. 122. Ibid., pp. 7-9. Esta recusación de la prioridad de los m itos «etilógicos» es uno de los «leit-motiv», ya desde la «introd*,‘'ción », de Jensen, A. E., o. c., v. gr., pp. 82-94. 123. El mito, p. 29. 124. Ibid., pp. 32-34, 353453. 125. Ibid., pp. 44-60. 126. Ibid., pp. 61-286. 127. Ibid., v. gr., pp. 324-325. 128. Ibid., pp. 348-352.

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