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ANTONIO PINTOR-RAMOS 345 Estos puntos de vista, aquí esquematizados, han tenido gran influencia; posturas parecidas mantienen Van der Leeuw o el gran etnólogo Maurice Leenhardt10S. Como representante de una inter pretación filosófica, inspirada también en el existencialismo, nos referimos brevemente a la de Georges Gusdorf que nos ofrece una sugestiva visión en que la historia de este problema dibuja una curva que parece cerrarse sobre sí misma. El mito da contestación a la tendencia fundamental del hombre a una unificación con el cosmos. La racionalidad parte del mito y se define frente a él por las dos características esenciales de universalidad y conciencia de individualidad 106. El mito es «prehistoria», no sólo en el sentido de ausencia de documentos escritos, sino de algo más radical que explica esto: ausencia de conciencia histórica por vivir en el do minio impersonal del «se» en el que el «yo» individualizado aún no existe I07. La marcha de la racionalidad es un largo camino que pretende desterrar para siempre el imperio y el sentido de lo irra cional. Pero la racionalidad científica también tiene que explicarse desde el dato primario que es la existencia humana y se encuentra con una serie de cuestiones límites que se le escapan y que el hom bre no puede pasar por alto. Gusdorf está lejos del romanticismo ingenuo que anatematiza las conquistas de la ciencia y mucho más cercano al punto de vista del último Lévy-Brühl: «En conclusión, el problema parece ser el de la sabiduría, como expresión de la realidad humana. No puede ser resuelto más que con la plena con ciencia del papel recíproco del elemento mítico y el elemento refle- sivo en la constitución del ser en el mundo. El sentido mismo de la razón debe ser el de una composición de influencias, de una arquitectura que señala el lugar a cada una de las exigencias fun damentales de la vida personal... El dominio del mito nos parece completamente distinto del área racional. Incluso parece que re coge los aspectos y peripecias de la existencia sobre los que la ra zón nada dice» I0S. En el momento en que la meteòrica carrera del racionalismo parece tocar a su fin, el hombre vuelve a darse cuenta de que la inteligencia no abarca la integridad humana y aún piensa que la racionalidad es un dominio muy limitado y dependiente de una cosmovisión general elaborada de espaldas a ella y que ésta no 105. Una de sus obras es clásica: Do Kamo.La personne et le mythe dans le monde mélanésien. Paris 1947. 106. Gusdorf, G., Mito >> metafísica, p. 111. 107. Ibid., pp. 85, 91. 108. Ibid., pp. 193, 242. Unpunto de vista similar en Jensen, A.E., o. c.,pp. 32-36.
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