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344 EL MITO. HERMENEUTICA Y FILOSOFIA del empírico y que dan sentido a estos. De ahí la enorme impor tancia de los mitos cosmogónicos 99 que marcaron «in illo tempore» el modo de ser de la realidad en su totalidad o en una región con creta; sus protagonistas — dioses, héroes o antepasados míticos— son el ejemplo que debe imitar cada uno. En este sentido hay que entender su afirmación de que Platón sistematiza el modo mítico de cosmovisión 10°: en tanto que el mundo de la «dóxa» remite a un arquetipo trascendente en el «topos ouranios». Eliade se opone a las interpretaciones racionalistas: «Es necesario habituarse a di sociar la noción de «mito» de las de «palabra» y «fábula», para acercarla a las de «acción sagrada», «gesto significativo». Es mítico no sólo lo que se cuenta de ciertos sucesos que han pasado y de personajes que han vivido in illo tempore, sino todo lo que está en una relación directa o indirecta con tales sucesos y con tales personajes primordiales» 101 . Es lo que decíamos al principio: el mito es anterior y más amplio que sus cristalizaciones en los re latos mitológicos. El mito es, en la concepción de Eliade, una matriz en relación con las cual se estructuran los distintos mitos concretos que pueden ser objeto de una «morfología», según su sentido. El mito responde a una dimensión esencial del hombre y, por tanto, todos los in tentos de «desmitologización» completa se estrellan contra sí mis mos. El mito puede degradarse 102 y camuflarse l03, pero de un .modo subrepticio sigue presionando al hombre de la era técnica: modernos héroes históricos o cinematográficos, intentos de romper la homo geneidad del tiempo con la lectura de novelas, prestigio de los «orígenes» en sistemas como el freudismo, estructuras míticas en modernas ideologías políticas como el comunismo o el nacional socialismo, etc.104. El mito es algo imprescindible en la vida de los hombres y revela una serie de facetas que escapan a las estrecheces del racionalismo; su lenguaje es simbólico y, por ello, plantea pro blemas hermenéuticos. 99. Traité, pp. 344-347. 100. El mito del eterno retorno, p. 40. 101. Traité, p. 349. 102. Ibid., pp. 361-363. 103. Aspects du mythe, pp. 197-232; Mitos, sueños y misterios, p. 31. 104. Aspects du mythe, pp. 220-232; Le sacré et le profane, pp. 170-182; Mitos, sueños y misterios, pp. 19-36; El mito del eterno retorno, pp. 141-162. Cf. el intere sante trabajo de Rasmussen, D., Mircea Eliade; structural Hermeneutics and Philo sophy, en Philosophy Today, 12 (1968) 138-147; discutible, no obstante, su intento de acercar a Eliade al estructuralismo. Es de interés también el trabajo de su paisano Horia, V., Presencia del mito. Madrid 1956, pp. 157-224 que pone en relación a Eliade con el pensamiento rumano premarxista, descon ocido entre nosotros.
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