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304 EL MITO, HERMENEUTICA Y FILOSOFIA I.— EL PASO DEL MITO AL LOGOS La filología alemana se apropió una imagen de Grecia que, pro­ cedente del Renacimiento, pretendió redondear con todo lujo de detalles. Grecia era el país de la luz, de la razón, del orden, de la «sophrosine». Spengler, conglomerado ecléctico de doctrinas hete­ rogéneas según sus conveniencias en orden a su «morfología de la historia», absolutizó esta imagen en su caracterización de la cultura «apolínea», uno de los ciclos estudiados con más detalle en La decadencia de Occidente. Grecia era el país de la luminosidad exterior que estaría simbolizado por la escultura clásica en la que la estatua desnuda es un prodigio de belleza plástica que se auto- justifica en sí misma sin remitir a nada trascendente u oculto, como sucederá en la cultura «mágica» o en la «fáustica». La filo­ sofía clásica griega era en la historia del pensamiento un ejemplo paradigmático de esa racionalidad sin trabas que suponía un ver­ dadero corte y ruptura de nivel con las «tinieblas» del pensamiento mítico (nótese el lenguaje muy del Siglo de las Luces aquí usado). ¿Cómo se explica esa ruptura tajante y ese salto gigantesco entre el mundo mítico y la racionalidad? Se recurrió a un concepto de raigambre hegeliana y se habló del «genio griego» o del «milagro griego». Sistematizador de esta concepción fue el gran historiador de la filosofía griega E. Zeller2. La cuestión no se planteaba excesi­ vamente compleja, al menos no era aporética, tratándose de Sócra­ tes, Platón y Aristóteles, la gran trinidad de la filosofía griega; pero antes había unos pensadores más oscuros, desconocidos durante mucho tiempo, que nadie sabía exactamente cómo situar y qué ofrecen el mayor interés para nosotros. Se los llamó «presocráti- cos», lo cual por principio no tiene por qué significar más que los anteriores a Sócrates, aunque a veces se hizo de este concepto cronológico un concepto de valor: su obra — los escasos fragmen­ tos que conservamos— serían conatos oscuros y preparatorios de la gran filosofía de la época clásica. La monumental edición de los fragmentos de los presocráticos, hecha con rigor crítico por Hermann Diels en 1903, iba a plantear un problema a los historiadores, problema delicado y aún hoy muy oscuro en varios puntos; la importancia de estos pioneros del pen­ samiento fue creciendo día a día y en los últimos años se han gastado y se están gastando ríos de tinta para poner en claro su significado. En dos textos paralelos de Aristóteles — libros A de la 2. Z eller, E., Die Philosophie der Griechen. Tübingen 1844-1852.

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