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ANTONIO PINTOR-RAMOS 337 formalizables matemáticamente o, al menos, con rigor matemá­ tico. Lo que intenta Lévi-Strauss es aplicar estas concepciones al estudio de los mitos; en su investigación se tratará de buscar esas estructuras lógicas — el título de la obra es «mito-/ógz’cas»— , de las que los distintos mitos son sólo variaciones reductibles isomór- ficamente; lo mismo que los restantes productos humanos, los mitos están rigurosamente determinados y la hipótesis de Lévy- Brühl pierde así su sentido. El propio autor confirma claramente este punto de vista en la «Ouverture» del primer tomo: «Si fuera posible demostrar que también es este terreno (los mitos) la apa­ riencia es arbitraria, el nacer pretendidamente libre, la invención que pudiera creerse sin riendas suponen leyes operantes a nivel más profundo, sería inevitable concluir que el espíritu, solo frente a sí mismo y sin la obligación de contar con objetos, se ve en cierta manera obligado a imitarse a sí mismo en tanto que objeto; y también que, al no ser en este caso las leyes de sus operaciones fundamentalmente diferentes de las que se manifiestan en cual­ quier otra función, con ello se prueba su naturaleza de una cosa entre las cosas. Sin llegar tan lejos, nos bastará con la convicción de que si el espíritu humano aparece determinado incluso en los mitos, a fortiori deberá estarlo en todo»71. Esto sólo es posible porque Lévi-Strauss se coloca al nivel de las «mitologías», no al de los «mitos» que son lo primario; se re­ duce además a los mitos etiológicos («lo crudo y lo cocido», «la miel y las cenizas», «los usos de la mesa») que son los únicos que pretenden dar explicaciones aproximadamente racionales de la rea­ lidad; pero desde luego no todos los mitos son etiológicos y ya hemos visto que Malinowski y Cassirer (luego veremos que tam­ bién Ricoeur y Cencillo) niegan que sean los primarios y los con­ sideran ya mitos degenerados; con ello lo que queda en entredicho es que la muestra que Lévi-Strauss ha escogido de los mitos sea significativa del universo mítico en su complejidad. Mientras Lévi- Strauss investigue las «estructuras mitológicas» y prescinda meto­ dológicamente de otros aspectos, está en su derecho y, en este sen­ tido, su obra tiene un extraordinario valor por haber puesto de relieve un aspecto importantísimo. Lo que se hace problemático e imposible de justificar según sus propios principios es absolutizar ese punto de vista, como parece indicar el texto transcrito más arriba. En este caso su investigación se convierte en un intento de demostrar una determinada ideología previamente concebida y 71. Mythologiques. I: Le cru et le cuit. París 1964, p. 18.

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