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ANTONIO PINTOR-RAMOS 333 la humanidad de modo rectilíneo en progreso constante, ley for­ mulada por Fontenelle y Condorcet y repetida por Comte, que apa­ rece también en la doctrina de las edades de la inteligencia de L. Brunschvicg; la fase más evolucionada de la humanidad será entonces nuestro tiempo que ofrece el máximo nivel de inteligi­ bilidad hasta ahora conseguido y se define, al modo positivista, como era científica. Característica de esta edad es la lógica racio­ nal y el triunfo de la racionalidad que rige como modelo paradig­ mático para juzgar la historia cultural de la humanidad. Lévy- Brühl examina la mentalidad primitiva con gran acopio de mate­ rial empírico y se encuentra con que sus categorías son muy dis­ tintas de las nuestras, hasta el punto de que nos resultan difíciles de comprender; entonces establece la ley de las dos fases de la mente humana: una fase «prelógica» y una fase «lógica» que son inasimilables y entre las que media un salto cualitativo. Lévy-Brühl protestó una vez contra los que le acusaban de defensor del «pre- logismo», pues él no proponía una doctrina metafísica, sino una hipótesis de trabajo. La mente «prelógica», en vez de regirse por leyes lógicas, se caracteriza esencialmente por la ley de la participación que lleva a un sentido de la totalidad y de inmersión mística del primitivo en la realidad inmediata, predominando el sentimiento sobre la razón. Ahora bien, como esta era el criterio de verdad, el paso del mito a la ciencia, de lo prelógico a lo lógico era algo natural que no exigía ninguna justificación, estando por naturaleza el pensa­ miento mítico llamado a quedar arrinconado por el progreso cien­ tífico. De este modo, según los propios principios de Lévy-Brühl, su labor no era más que algo propio de un aficionado a los museos de antigüedades y el mito sería un producto de esa Urdummheit o «estupidez primitiva», de que hablaban los antropólogos alema­ nes. Había además una contradicción latente: si no hay ningún punto de contacto entre el pensamiento prelógico y el lógico, ¿ cómo se las ingeniaba Lévy-Brühl para describirlo, si él no se encuentra en tal etapa? Pronto se vio forzado a reconocer que, más que de dos etapas cronológicas sucesivas, se trataba de «estructuras» de la mente humana que podían coexistir simultáneamente y ya desde el principio concedió que el pensamiento lógico no abarca todas las instancias del mítico; en este sentido sería concluyente el inten­ to de G. Bachelard por llevar a cabo un «psicoanálisis del conoci­ miento científico», que puso de relieve que la realidad vivida es más extensa que la cuantificable científicamente. Las aristas se van limando y el etnólogo francés tendrá que terminar admitiendo que el pensamiento primitivo y el lógico no 5

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