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330 EL MITO, HERMENEUTICA Y FILOSOFIA tende una formulación más especulativa. Escogeremos unas cuantas figuras representativas de la prime­ ra corriente. Podríamos empezar quizá con Sir Edward B. Tvlor que publicó en 1865 su obra Primitiva Culture que pasa por la pri­ mera gran obra de antropología cultural. El origen de la religión lo veía él en el animismo. Luego Herbert Spencer lo sustituyó por el manismo 49 y Jean-Marie Guyau aventuró un preanimismo, basado en el hecho del teleologismo de la naturaleza. Todos ellos están muy influidos por Darwin y podríamos decir que intentan aplicar a la evolución cultural el axioma «natura non facit saltus», funda­ mental en la biología y la historia natural. Hagamos también una breve alusión a la llamada «escuela mito­ lógica de la naturaleza» ( Natur-Mythologie ), que afirma que los mi­ tos son producto de! interés que tiene e! primitivo en la observación de los fenómenos naturales que el mito poetizaría. En 1906 se fundó en Berlín la «Sociedad de estudios comparados del mito» que reunía a hombres como Ehrenreich, Siecke, Winclder, los cuales defendían tozudamente la prioridad de los mitos lunares. Por el contrario, Leo Frobenius defendía la prioridad de los solares. Un poco más amplia es la concepción del gran erudito italiano Raffaele Pettazzoni, de­ fensor del «uranismo», es decir, el mito como algo fundado en la observación de los fenómenos celestes en genera!. Otros afirmaban la prioridad de !os fenómenos meteorológicos y mil variantes más, pero la crítica de Wundt, la documentación presentada por Frazer y !a de Malinowski 50 los desacreditaron definitivamente. Gran filólogo, eminente indólogo y propugnador de! método com­ parado, fue Max Müller, quien ideó una ingeniosa teoría para expli­ car el mito. Parte del lenguaje como dato primario; la función de la palabra es nombrar las cosas concretas, pero el paso al pensa­ miento abstracto y los nombres comunes llevan consigo el riesgo de confusiones (homónimos) al designar con el mismo nombre cosas distintas, con !o que llega un momento en que las palabras no trans- parentan bien las cosas que quieren designar. El mito es una crea­ ción patológica de las deficiencias del lenguaje en el momento en 49. El térm ino «mana» ( = fuerza) procede de una tribu melanesia y fue des­ crito por el m isionero Codrington en su obra The Melanesians. O xford ¡891. Cf. Hubert, H. - Mauss, M., Esquisse d'une théorie genérale de la magie, en Mauss, M., Sociologie et anthropologic. Paris 1950, pp. 101-115. 50. Malinowski dice que «es una de las más extravagantes de cuantas han sido postuladas por antropólogo o humanista alguno... Mis propios estudios de los m itos vigentes en los salvajes de hoy me permiten afirmar que el prim itivo se interesa muy p oco por lo que hay de puramente artístico o científico en la natu­ raleza»: Ob. cit., pp. 28-29.

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