PS_NyG_1970v017n003p0301_0350

ANTONIO PINTOR-RAMOS 311 esta misma tendencia a lo largo de su historia. Para los jónicos es una especie de postulado que hace posible justamente el nacimien­ to de la reflexión: no se pregunta por el «arkhé» de una cosa con­ creta, sino de la realidad total, con lo que se está dando por su­ puesto que existe una unidad de toda la realidad, la cual debe tener, en medio de su aparente diversidad, una unidad original. El «agua» en Tales, el «ápeiron» en Anaximandro, el «aire» en Ana- xímenes, el «fango» en Jenófanes, el «fuego» en Heráclito... son, por encima de las discusiones de si deben entenderse o no como elementos materiales, testimonios de esta tendencia a un origen único y común de toda la realidad, unidad que es anterior y supe­ rior a la escisión de los contrarios. Es lo mismo que formuló en términos lógicos el monismo esencial de Parménides, expresión de una constante tendencia de la mente humana a la unificación. En este mismo sentido se entiende el desprecio de la materia como lugar de la diversidad, tomada directamente del orfismo, pero que data de épocas muy anteriores; su influencia en el pitagorismo o en el platonismo no necesita ser encarecida: la realidad ontològica de­ crece en proporción directa al alejamiento de la unidad primera. Esto reaparecerá en e! neoplatonismo, de modo especial en Pio­ tino. Indiquemos tan sólo que esta tendencia a superar la diver­ sidad es una constante en la mística de todos los tiempos y latitudes. 2. La segunda idea, señalada por Mondolfo, es la de la cosmo­ gonía como tránsito de un «caos» a un «cosmos», como paso de las «tinieblas» a la «luz», como tránsito de un estado «desorgani­ zado e informe» al «orden». Es la idea que sirve de base a los innu­ merables mitos cosmogónicos que se repiten en todas las latitudes geográficas, en los distintos niveles y épocas culturales B. El mundo actual comienza a existir con una ordenación del material caótico, bien por Dios, bien por un antepasado mítico, bien por un héroe. Piénsese, por ejemplo, en el modo en que relata el hagiógrafo la creación del mundo en el Génesis, sirviéndose de una constelación mítica que es típica del neolítico; la Creación es un proceso en que se van ordenando las distintas cosas según su lugar ontològico den­ tro de la realidad; el ejemplo no es del todo adecuado porque aquí nos encontramos con la idea de la «creatio ex nihilo», que es muy limitada. En la cosmonogía òrfica el mundo es engendrado a partir de la Noche (tinieblas, caos); luego apareció Eros que mezcló todas 13. V an der Leeuw, G., o. c., pp. 369-378; Eliade, M., Traité, pp. 344-347; Le sacré et le profane. Paris 1965, pp. 28-34; Aspects du mythe, pp. 33-37; Mefistófeles y el andrógino, pp. 186-193; Ricoeur, P., Finitud y culpabilidad. Madrid 1969, pp. 465-486.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz