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ENRTQUE RIVERA DE VENTOSA 399 en cuanto subsistentes personalmente... Mejor que infinito, necesa­ rio, perfecto, etc., creo poder atreverme a llamar a Dios, tal como le es patente al hombre en su constitutiva religación, ens fundamén­ tale o fundamentante... La fundamentalidad de Dios «pertenece» al ser del hombre, no porque Dios fundamentalmente forme parte de nuestro ser, sino porque constituye parte formal de él el «ser fundamentado», el ser religado»60. Al correr de los textos citados, X. Zubiri cita a San Buenaven­ tura y quiere vincularse a este doctor franciscano. No podemos rozar ahora tema tan sugestivo. Pero sí queremos subrayar que Duns Escoto parece estar hablando el lenguaje de Zubiri. Con esta diferencia: que mientras Zubiri se preocupa del segundo plano me- tafísico de la persona sin aludir nunca a la "ultima solitudo" del primero, Duns Escoto es una cumbre metafísica con divisoria de aguas. Las unas dan al valle hondo de la soledad óntica. Las otras, a la riente pradera abierta a la omnipotencia divina por la depen­ dencia potencial y al Ser Infinito por la relación trascendente. Am­ bas invisceradas en la existencia incomunicable de la persona. Se otean en este instante final perspectivas grandiosas. Bien fuera de desear que los escotistas reflexionaran más detenidamente en estas conexiones. Ellas actualizarían el mensaje del gran doctor franciscano. E n r iq u e R iv e r a d e V e n t o s a . Universidad Pontificia de Salamanca 60. N a tu r a le z a , H is to r ia , D io s , M a d rid , 5.a e d ., 1953, p p . 373-376.

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