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298 DOBLE PLANO METAFISICO DE LA PERSONA. se contiene en el párrafo citado. Mas el lector de éste habrá adver­ tido que las palabras del filósofo danés parecen un comentario a la abertura y relación trascendental que Duns Escoto conceptúa inhe­ rentes a la persona. Este tema, a su vez, ha sido recogido y profundamente estudiado por dos pensadores de nuestros días: el uno francés, G. Marcel y el otro español, X. Zubiri. El primero lo aborda al margen de las reflexiones de Kierkegaard. El otro, según testimonio autorizado de D. G. Rivero, quien llama a Zubiri su maestro, bajo el influjo del filósofo danés 58. G. Marcel centra la cuestión del «yo» en lo que él llama la reflexión segunda en cuanto se contrapone a la reflexión primera. Esta nos coloca ante problemas que emergen frente a nosotros. La segunda hace que nos volvamos hacia la llamada del misterio que late dentro del propio yo. Este misterio, en su aspecto fundamen­ tal, es la llamada del ser íntimo, del Tú con mayúscula que habla en el fondo del ser de la persona59. Sin forzar paralelismos, pero con un deseo de acercar proble­ mas y actitudes, yo diría que la reflexión segunda de G. Marcel es la trasposición, en lenguaje muy del día, de la dependencia potencial y la relación trascendental que Duns Escoto señala en la persona. G. Marcel traduce la metafísica escotista en metafísica de esperanza. Con esta minúscula diferencia: que donde G. Marcel pide un miste­ rio de esperanza, Duns Escoto ha visto un problema metafísico de obediencia. Pero ambas palabras dejan entrever realidades meta­ físicas en las que se trasparenta lo hondo de nuestro ser personal. El pensador español, X. Zubiri, se vincula más explícitamente a Kierkegaard. Yo me permito decir que también a Duns Escoto. Fundo mi aserto en una de las doctrinas más conocidas y comen­ tadas del filósofo español: su concepto de la religación. Rehuimos, sin embargo, exponerlo porque en esta ocasión ganaremos en breve­ dad y claridad si extractamos algunos pasajes del mismo filósofo. «La existencia humana no sólo está arrojada entre las cosas, sino religada por su raíz... La religación no es una dimensión que per­ tenezca a la naturaleza del hombre, sino a su persma, si se quiere, a su naturaleza personalizada... El sujeto formal de la religación es la naturaleza personalizada. Estamos religados primariamente, no en cuanto dotados naturalmente de ciertas propiedades, sino 58. O. c., p p . 20-21. 59. El material tan disperso en las obras de G. Marcel ha sido recogido p or R. Troisfontaines, De l’existence à l’être, Louvain 1953, t. I, pp. 203-207; Réflexion première et réflexion seconde.

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