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296 DOBLE PLANO iMETAFISICO DE LA PERSONA. Ante estos dos hermanos en la pasión, que quieren vivir cara a su Dios en soledad heroica, como Brand, el héroe de H. Ibsen, el juicio de A. de Waelhens, ya incompatible con una lectura sin prejuicio de los textos, nos parece aún más insostenible. No parece que pueda escribirse que para Kierkegaard «la existencia religiosa, la elección de Dios no es sino la elección de una nada camuflada». Menos aún afirmar que Heidegger «no ha laicizado a Kierkegaard, sino que se ha limitado a comprender a Kierkegaard, como éste, sin duda, debe ser comprendido»53. Opinamos en sentido contrario. Y pensamos que en Heidegger se da una secularización radical de lo que Kierkegaard, como su alma gemela M. de Unamuno, vive con profunda vivencia religiosa, aunque en soledad subjetivista desgarrada. Si en este momento nos acordamos de Heidegger es porque su análisis de la Geworfenheit —ya aludimos a ello anteriormente— tiene más de un punto de contacto con la concepción de Duns Escoto. Al hacer esta nueva comparación, una nueva ambigüedad se vislumbra desde los umbrales de este análisis. A. de Waelhens pre­ senta el comentario al cap. V de la primera parte de la obra de Heidegger, Das In-Sein ais solches, con este título: La estructura de la hecceidad M. Inicialmente presentimos un acercamiento a Duns Escoto. Pero al instante hay que constatar que si Duns Escoto sitúa la "haecceitas” en el orden de la esencia, del que es el último esla­ bón o complemento, la hecceidad se sitúa en el comentario de A. de Waelhens en plano existencial. En una exposición según la termi­ nología escotista debiera decirse: análisis de la persona en cuanto existencia incomunicable. Planteado así el problema, Heidegger tiene indudables acerca­ mientos o, si se prefiere, toma una actitud paralela a la de Duns Escoto, cuando éste desciende en busca de la " ultima solitudo”. La terminología de Heidegger es en esta ocasión muy clara y expre­ siva. Utiliza dos vocablos contrapuestos: Abkehr y Ankehr. Por el primero se significa que la persona repudia la propia existencia como peso insoportable, que rehuye aceptarse como es. Por el se­ gundo se indica que la persona asume plenamente su existencia y se enfrenta con ella cara al Ser. Por los caminos insinceros de la Abkehr ve Heidegger cómo el Dasein aboca ineludiblemente a una existencia inautèntica y banal. Al contrario, por la Ankehr el Dasein 53. O. c „ pp. 345-346. 54. O. c., p. 83.

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