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A N T O N IO P IN T O R -R A M O S 1 7 7 Es posible establecer tres conceptos claves en torno a los cuales gira la fenomenología: vivencia, idealidad y, sobre todo, intencio na lidad si se comprenden bien se habrán comprendido las Inves tigaciones, obra que a más de uno habrá desalentado. Enfrente se encuentra el psicologismo en todas sus variantes y como motivos de inspiración que necesitan ser superados están la escuela de Brentano y el kantismo, sobre todo a través de la escuela de Marburgo. En un momento se pensó que Ideen suponía un recurso a un idealismo de nuevo cuño que olvidaba las perspectivas realistas de las Investigaciones. La obra de Schérer no apoya la idea de una tal ruptura; más bien, la fenomenología husserliana es una tarea única de cuyas implicaciones su propio autor se fue haciendo cons ciente poco a poco y esto es lo que marca el desarrollo de toda su obra; esta tesis goza hoy de gran aceptación y especialistas de la talla de W . Biemel o L. Landgrebe afirman una evolución coherente ya desde las obras husserlianas anteriores a las Investigaciones. Respecto a la edición española, es evidente que una obra de este tipo plantea problemas para su versión a una lengua en la cual la terminología fenomenológica no está del todo fijada. Reconoz camos inmediatamente que la traducción en general es correcta, lo cual es un buen elogio. Sin embargo, sobre todo en las primeras páginas, se nota que el traductor es quizá demasiado esclavo de la literalidad del original, lo cual no ayuda a la lectura de un texto ya de por sí denso y difícil. Hay también errores que se debían haber remediado porque confunden aún más el texto; así, por ejemplo, en la p. 32 se dice «por tanto, ignorar...»: evidentemente, el término francés es «pourtant» que aquí tiene un sentido clara mente adversativo; en las pp. 40 y 70 hay dos errores gramaticales; en la p. 89 se repite dos veces «correlativo», en lugar de «correlato»; en la p. 97 se lee «apriorísticas», en lugar de «aprióricas»; la nota de la p. 223 es inútil porque «etwas» en castellano se puede traducir por «algo» sin que se necesiten dos términos como en francés; en la p. 268 se dice «epoqué», en lugar de «epojé» o «epoché», como quiera transcribirse. Pequeños lunares que se podían haber evitado y que hubiesen facilitado la comprensión de un texto realmente nada fácil. Debemos agradecer a la Ed. Gredos el que haya puesto a nuestro alcance esta magnífica obra que apreciarán todos los interesados en el pensamiento husserliano. Antonio Pintor-Ramos Salamanca - Universidad 12
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