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Ì7 4 L A S « I N V E S T I G A C I O N E S L O G I C A S » D E IIU S S E R L gica apofàntica» en Formale u. transzendentale Logik (1929), su última obra. Schérer hace resaltar — y el dato es actual— que el análisis husserliano del lenguaje y el estructuralismo lingüístico no se contradicen, sino que más bien se complementan, lo cual se funda quizá en su común antipsicologismo; lo que sucede es que las investigaciones del lingüista positivo y los análisis de Husserl se encuentran en planos diferentes. Se comprenderá después de estas dos investigaciones que la «ontologia formal» sigue siendo un programa a realizar; Husserl volverá sobre ella, particularmente en los escritos postumos edi­ tados como Ideen II. Una de las investigaciones más importantes es la V a la que se dedica el cap. V II, «La intencionalidad de la conciencia y su destino en el conocimiento» (pp. 244-272). La marcha puede resu­ mirse así: el concepto abstracto está relacionado con el acto que lo constituye y aquí es donde la intencionalidad cobra todo su re­ lieve. Se intenta llegar a una definición de la conciencia, para fi­ jarse en el concepto determinante de «vivencia intencional» o «acto» en el que se presentan los dos aspectos fundamentales de cualidad y materia del acto, que es lo que conduce a establecer una diferen­ cia entre la «simple representación» y la representación sometida en el juicio a una modificación cualitativa; al final es el juicio, en su relación con la representación en que se funda, el tema dom i­ nante. Esto exigiría un largo comentario, pero nos conformaremos con breves indicaciones. El concepto de conciencia como «tejido de vivencias intencionales» — frente al poco preciso de conciencia como «percepción interna» o como «tejido de vivencias» sin más— nos lleva al «yo puro»; desde el momento en que se distingue entre lo que realmente contiene la vivencia y aquello a que apunta, se ve ya la sima que existe entre el «yo» de la fenomenología y el del kantismo que siempre supone la contraposición sujeto-objeto. El «fenómeno» será el contenido vivencial, no el objeto de la vivencia, con lo que el término adquiere un sentido distinto del que tenía en Kant. Definir la intencionalidad como «conciencia de» no es sufi­ ciente, como demuestra la discusión de Husserl con Bretano, sobre todo a raíz del concepto brentaniano, harto equívoco, de «objeto inmanente»; es esencial distinguir entre el contenido intenciona] y el contenido auténticamente inmanente a la conciencia; cierta­ mente, la intencionalidad es apertura al ser, pero esto no significa que todos los objetos mentados por la intencionalidad sean «ser» en el mismo sentido. También la tesis de Brentano de que «todo juicio o es una representación o se funda en una representación»

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