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1 6 4 LA «NUEVA». ENCICLOPEDIA FILOSOFICA veces la ficha peculiar que se pedía, tanto de los grandes como de los pequeños cultivadores de la filosofía que produjo nuestro parco suelo, una vez se los ha considerado con talla para figurar en la Enciclopedia. Esto vale no menos para el «Ortega» que nos hubiera dado J. Marías que para el «F. Zumel» que hubiera podido des­ cribir V. Muñoz Delgado. Y, si se prefiere el cotejo con otro trabajo similar, realizado también por un solo hombre, échese mano del Diccionario de J. Ferrater Mora y compúlsense los apartados que dedica a cualquiera de aquellos tres pensadores. Se dispensará el colorido acusadamente «nacional» que hemos dado, al final, a nuestra presentación de la Enciclopedia Filosófica. Es la cantera más a mano y por ello la mejor conocida, y en la que nuestras sugerencias tendrán mayor autoridad, si alguna. En cuanto a las excelencias y deficiencias que hemos resaltado en esta segunda edición, no nos queda sino reconocer humildemente que «ni pueden ser todas las que están, ni estar todas las que son». Y esperar que «forse altro canterà con miglior plettro»... * * * «La Enciclopedia a los Reyes. Los Reyes a la Enciclopedia», se lee en el medallón plateresco que guarda desde el s. xvi la entrada principal de la Universidad de Salamanca. La obra que comentamos representa la universalidad de los saberes filosóficos en este mo­ mento. Si Platón consideró reyes a los que vacan al filosofar, aquel lema salmantino es todavía válido, mutatis mutandis, para expresar la interacción entre esta magna obra y sus protagonistas, y entre ambos y el público a que se destina. G. Zamora, de Torralba Salamanca-La Serna

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