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142 VISION DE LA FRATERNIDAD Integración, colaboración, amor mutuo. Sobre este tríptico, como sobre sólida base de edificio, se apoya la convivencia humana y fra­ ternal. Los viejos inteligentes se sienten a gusto respirando el aire de las nuevas ideas. Son comprensivos y abiertos y alientan la ini­ ciativa personal con su optimismo y con sus directrices. Todos he­ mos sentido una simpatía especial por el optimismo contagioso de ancianos venerables cuya actitud invita a la confidencia. Estos vie­ jos-jóvenes armonizan de un modo ejemplar la novedad con la experiencia, la inquietud sana de los jóvenes con la madurez y la experiencia equilibradas. Son elementos indispensables en la vida comunitaria. No es correcta la formulación polémica o disyuntiva: viejos o jóvenes. Y no lo es por su partidismo exclusivista. La cuestión se formula desde un mirador positivo e integrador: viejos y jóvenes. LA INFORMACION En una plataforma comunitaria se hace imprescindible h<py la información objetiva, clara y veraz de los hechos. Los programas de acción, la planificación a gran escala, los proyectos que afectan a la marcha de la sociedad no deben encerrarse bajo la llave del arcano. La política del secreto se presta a serios inconvenientes de tipo colectivo. En primer lugar, quien desconoce la problemática común se inhibe de toda colaboración, con lo que se empobrece la vida común. Es mucho más constructivo el contraste de parece­ res en un plano de colaboración sincera. Por otra parte, cuando no hay una opinión pública rectamente formada, la información se recibe por cauces sospechosos. La opinión se forma clandestina­ mente y el rumor sustituye a la noticia oficial. La política del rumor siembra la inquietud, el desconcierto y la vaguedad: Irrumpe en la vida pública el bulo, el cotilleo mujeril y la crítica apasionada. El rumor es como la bola de nieve que forman los muchachos: cada vez es más grande y más peligrosa. Todos estos inconvenientes desaparecen con la noticia oficial, glo­ sada autorizadamente por los responsables. Concretándonos a la vida religiosa, la información es de todo punto imprescindible. La «mentalización» va a una apertura de hori­ zontes y a una política de diálogo. Del diálogo —donde cada uno aporta sus experiencias, sus conocimientos, sus dudas— sale la luz. Y los temas del diálogo deben ofrecerse progresivamente, con cierto orden de jerarquía por la autoridad, Luego, en un clima de herman­ dad, nace espotáneamente el coloquio, la iniciativa personal, la co­ municación de ideas.

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