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144 VISION DE LA FRATERNIDAD pequeña o grande escala está condenado al fracaso si se concibe a espaldas del pueblo. Este riesgo se corre cuando el legislador, el político o el gober nante imponen desde arriba determinadas formas de vida o consig nas autoritarias. Porque lo norma! es que la opinión tiene como subsuelo el pueblo. Los movimientos de los grupos humanos brotan en el pueblo e imponen una organización de abajo a arriba. Enton ces la autoridad debe detectar la dirección de la opinión pública, respetarla, jerarquizarla en un orden justo de valores y sancio narla. Hablamos de los movimientos que nacen en el pueblo, no de los movimientos «masivos», ya que masa y pueblo son concep tos muy diversos8. La constitución conciliar Gaudium et spes perfila las líneas pro gresivas de la opinión pública, por su base cuando ha sido sustituida por la pasión o por la deformación de las masas. Lo primero que se exige es «mentalizar». En el caso de la construcción de la paz —y los ejemplos podrían multiplicarse— dice textualmente: "En nada les aprovecha trabajar en la construcción de la paz mientras los sentimientos de hostilidad, de menosprecio y de desconfianza, los odios raciales y las ideologías obstinadas dividen a los hombres y los enfrentan entre sí. Es de suma urgencia proceder a una renovación en la educación de la mentalidad y a una nueva orientación en la opinión pública"9. Ya hemos visto cómo las enseñanzas de la Iglesia propugnan una renovación de fondo que vaya al ritmo de los cambios pro fundos que ha experimentado la humanidad. No basta la poda de hábitos inveterados o de detalles superficiales. Hay que ir al fondo para renovar instituciones, leyes, costumbres y estructuras que no se adaptan bien al estado actual de cosas. Lo que dice el Concilio de la paz habría que aplicarlo a la obediencia, a la vida común, a los mitos, a las mixtificaciones y a la idea céntrica de la fra ternidad. Porque sin una mentalización previa, o no se hace nada o se hace con tal lentitud que se va siempre a remolque con el peligro de llegar siempre tarde. La opinión pública es dinámica puesto que es el resultado del ambiente en que se vive. Y esto no es relativismo, sino conciencia de la realidad temporal con sus condicionamientos históricos. Fuera de unas pocas verdades intangibles, lo opinable alarga sus ten táculos de pulpo a las más diversas materias, con un ámbito radical 8 . Ibid., n. 3, p. 482. 9. Constitución Lumen Gentium, n. 7, pp. 216-217.
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