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9 6 CARACTEROLOGIA GENERAL DE LA. el alma del pueblo, en su pensar y en su sentir, esa alma tan rica en valores vírgenes, tan sencilla en su misma complejidad, tan transparente hasta en sus mismas malicias y socarronerías. Es un arte que intenta aprovechar al máximo literario ese vivido léxico del pueblo, tan rico en matices y tan significante en ellos, tan ge nuino en sus formas y tan auténtico en sus raíces. Y lo mismo pretende hacer con sus dichos y refranes, tan realistas y tan pinto rescos, tan expresivos y tan poéticos no pocas veces. Y hasta lo pretende con sus trastrueques morfológicos y con sus dislocaciones sintácticas, tan lozanamente gráficos unos y otras como gramati calmente disparatados. No es casi nunca un arte producido por gentes del pueblo, aun que sí arraigue profundamente en ellas, porque sabe expresarse como ellas. Es un arte que el pueblo hace suyo y lo transmite de boca en boca como parte de sus bienes patrimoniales. Es un arte que sabe explotar esa vena perenne y caudalosa del folklore popu lar, con sus coplas y cantares, tan llenos de frescura y sentimiento, de ingenio y de encanto, de ingenuidad y de hondura, de inspira ción y de poesía, alada mensajera de blancuras infantiles o de recie dumbres salvajes. Es un arte sobre todo que busca el contacto directo con el pueblo, que trata de llegar a él con su mensaje bienhe chor y ennoblecedor, regenerador y tonificante. Un mensaje ilusio nadamente anheloso de apórtale, y reportar de él a su vez, las ale grías más sanas y los optimismos más esperanzadores y vigori zantes. «El popularismo — dice Sáinz de Robles— en literatura y en arte, viene a ser como una tabla de salvación a la que se acude para librarse de naufragar en los mares enbravecidos de las innovacio nes, de las extravagancias, de las audacias en los temas y en los procedimientos, de las influencias demasiado implacables de lo extranjero». Pero el arte popular acude al pueblo no sólo para su beneficiosa convivencia en la autenticidad histórica y para su enri quecimiento mutuo, sino también para ser comprendido por él. Y para esto adopta también aquel «román paladino, en el cual suele el pueblo fablar a su vecino», como cantó Berceo. Ese pueblo que es aquí el definido por Alfonso el Sabio como «el ayuntamiento de los mayores, et de los menores, et de los medianos: ca todos estos son meester et non se pueden excusar». Que toda la literatura española está impregnada de este sano popularismo es algo tan palpable como los muros de nuestra vi vienda. Nuestros cantares de gesta con sus temas, sus personajes, sus recursos poéticos y sus formas métricas sencillas e irregulares,
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