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ABILIO ENRIQUEZ CHILLON 9 5 forman esa armonía dulcísima que envuelve en atmósfera divino- humana la belleza singular de nuestras letras. Atmósfera en la que al sumergirse el alma con todas sus realidades serenas o sangrantes le hace soñar alturas intangibles en las cercanías de lo divino. No es, pues, abajo, donde el fango y el lodazal de lo hediondo humano salpican inmundamente la belleza; ni arriba, donde fuera de todo círculo cósmico la humanidad desaparecería, donde el realismo y el idealismo se encuentran y fusionan, sino en una zona intermedia, en esferas todavía terrestres, pero elevadas. En ellas, como en el mejor de nuestros símbolos literarios, el realismo y hasta la za­ fiedad de Sancho se hacen, a su modo, soñadores y caballeros; y el idealismo y hasta la locura trasoñadora de D. Quijote se avienen a la realidad de las bellotas avellanadas y de los nidos vacíos. Esta fecunda simbiosis produce en nuestro arte una templanza ética que excluye de él tanto el erotismo morboso, el ambiente cínico de pecado, lo bajo y hediondo, como lo maravilloso sobrenatural, lo fantástico preternatural y lo fantasmagórico antinatural. Por esto mismo todos nuestros géneros literarios, desde las canciones de gesta hasta la lírica más subjetiva y personal, pasando por el teatro y la novela, buscan la base de su inspiración y pervivencia en la historia omnidimensional, en los hechos — del acontecer o del sentir, del corazón o de la mente— , para hacerlo todo poesía. El mis­ mo estoicismo, que velada o abiertamente briza casi toda la produc­ ción hispana, debe su estática perennidad en nuestras letras al equilibrio de esas dos fuerzas representadas en él por la natura­ leza y el ideal de virtud, liberada de todo influjo pasional. El ins­ tinto artístico del alma hispana incita a ésta a huir del mundo bajo y polvoriento, aunque tenga nombre de corte, y a refugiarse en la soledad pacífica y calmosa, aunque lleve el apelativo de aldea. Huye del lodo y se refugia en la gota de rocío. 5.a P opularismo . Arte popular no quiere decir, ni mucho menos, arte vulgar o avulgarado, sino arte que busca y encuentra en el pueblo las fuen­ tes más puras y perennes para su inspiración. Arte que busca y encuentra en el pueblo sus modelos más ejemplares y sus ideales más nobles y elevados de belleza. Arte que se acerca al pueblo mu­ cho más para recibir que para dar, porque sabe que mucho más necesita él del pueblo que el pueblo de él. El arte popular es un arte que trata de vitalizar estéticamente leyendas, tradiciones, tipos, costumbres y formas de vida popula­ res. Es un arte que pretende interpretar, y perennizarla bellamente,

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