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¿ 8 CARACTEROLOGIA GENERAL DE LA. viamente si es posible que se den de hecho en una determinada literatura unas características de valor tan universal para toda ella que puedan ser justamente interpretadas como su genio literario. Me formulo, y trato de contestar a ella, la siguiente pregunta: ¿existe, o puede existir, un algo que, abarcando temporal y espa­ cialmente a un pueblo, sea capaz de configurarlo literariamente e individualizarlo entre sus semejantes en ese solidario caminar de todos ellos a lo largo de los caminos, más o menos paralelos o divergentes, de la historia literaria? Y no se crea que es un mero formulismo filosófico, aplicado al ente histórico-literario, esto de empezar el estudio propuesto, tra­ tando de dilucidar previamente la cuestión, en verdad problemá­ tica, de esa posibilidad indicada. De hecho son muy serias las difi­ cultades que nos salen al encuentro en cuanto intentamos aventurar nuestros pasos por entre los intrincados vericuetos de una carac­ terología general de ese complejo sujeto que llamamos literatura. Y mucho más cuando intentamos encuadrar en él a todo un pueblo en su larga o corta vida de producción o creación artístico-literaria. Y la primera aporía de importancia considerable con que nos topamos proviene, nada menos, que del estudio comparado de las literaturas. A juicio de no pocos cultivadores de este método lite- rario-histórico, la analogía, aplicada a las diversas literaturas, no permite hablar de caracteres individuales para cada una de ellas. Así, según estos autores, es improcedente tratar de establecer carac­ teres generales para la Literatura Española, Francesa o Italiana, pongamos por caso. A lo más que puede llegarse en este intento caracterizador de la producción literaria de todo un conjunto hu­ mano es a la delineación de unos caracteres comunes, pero apli­ cados únicamente a familias o grupos literarios de áreas lingüísti­ cas. Es decir, que podría admitirse, como mucho — siempre según los defensores de esta posición— que las literaturas orientales, las semíticas, las clásicas o las románicas, p. ej., tienen tales o cuales caracteres individuantes, dentro de la especie histórico-literaria; pero no podría legítimamente descenderse en este intento a indivi­ duos más particulares *. Es indudable que esos rasgos caracterizadores se dan más gene­ ralizados en tales familias o grupos literarios. Pero no es menos cierto que, a parte de ellos, puedan darse también, y se dan de * «Tanto me sorprende el perpetuo variar del hombre o individuo, que me espantaría la visión, para mí quimérica, de una estabilidad o permanencia de la fisonomía especial, sea por años, sea por siglos, de un conjunto de generaciones, de toda una estirpe» (Arturo Farinelli).

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