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6 2 REFLEXIONES EN TORNO A LA CRISTOLOGIA. guir entre naturaleza individual y persona humana. Por eso la pa­ labra «hombre» significa indistintamente las dos cosas. Aplicando este lenguaje al caso de Jesús, podemos decir: este Hombre, Jesús de Nazaret, fue asumido por el Verbo a la depen­ dencia hipostática y puesto en dependencia sustancial respecto de su persona. Siempre que se entienda que la a s u m p c ió n se realizó en el instante de la concepción y que fue sustancial-hipostática. Con ello se evita el que la palabra «hombre» aplicada a Jesús pueda significar «persona» humana, aunque en otros casos lo significase. Cuando se trata de Jesús, «hombre» significa una naturaleza humana individual, un individuo de la especie humana que és asumido a la unión e hipostasiado por el Verbo. Y al fondo, dando contenido doctrinal a este lenguaje, queda lo que dice Escoto y amplían Basly- Seiller: Que nada positivo perteneciente al ser del hombre falta a este Hombre que ha sido asumido por el Verbo; y que, por tanto, la realidad humana de Jesús despliega su dinamismo en perfecto dominio activo sobre sí misma, en perfecta autonomía operativa; aunque toda ella sea posesión sustantiva, ontològica del Verbo. Los grandes teólogos clásicos: San Buenaventura, Santo Tomás, Duns Escoto exigían una «explicación» para seguir utilizando la fórmula «Verbum assumpsit Hominem», para poder hablar de Cris­ to como del Assumptus Homo. La explicación puede darse sin di­ ficultad. Y entonces y en relación con Duns Escoto, Basly-Seiller sólo difieren de él en la terminología; pero el fondo, el contenido doctrinal es común: Es «escotista», según creemos. U n a te rm in o lo g ía c o m p r o m e te d o r a . — Aceptar o no aceptar la fórmula Assumptus Homo es, hablando entre Escoto y Basly, una cuestión de terminología. Siguiendo esta misma línea las diferen­ cias de lenguaje se van acentuando y se hacen cada vez más fre­ cuentes, según demuestra el estudio del P. Crisòstomo comentado en la primera parte. Vamos a seguir la comparación entre Basly y Duns Escoto en otros aspectos de su divergente terminología. Basly-Seiller tienen un modo peculiar de entender el significado de la cópula verbal «es» en proposiciones como «el Verbo es hom­ bre», «este Hombre es Dios» y similares. Lo mismo habría que decir sobre la llamada predicación «in recto» y predicación «in obliquo», aplicada al modo de hablar sobre el misterio de la unión hipostática. Parece seguro que Duns Escoto no utiliza en el caso la misma terminología que Basly. Por otra parte el mismo Basly no sugiere nunca la idea de que Escoto, en forma expresa o siquiera implícita, utilice esta misma terminología que él utiliza. Por tanto

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