PS_NyG_1970v017n001p0033_0066

58 REFLEXIONES EN TORNO A LA CRISTOLOGIA. Sin embargo, queda en pie la cuestión: ¿Hasta qué punto podría Duns Escoto hacerse responsable de estas afirmaciones de Basly- Seiller? Creemos que el acuerdo de Basly-Seiller con Escoto es perfecto en la manera de concebir la in te g r id a d de la naturaleza humana de Cristo, y en el concepto de p e rs o n a , que nada p o s itiv o añade a la naturaleza humana individual concreta, existente, sino únicamente la ú lt im a in c o m u n ic a b ilid a d . Pero esta última incomunicabilidad no dice, formalmente, algo positivo, sino la negación de dependencia actual y aptitudinal respecto de cualquier otro ser. Por eso, Cristo tiene un ser humano íntegro y perfecto, aunque no tenga persona­ lidad metafísica creada. Y cuando el Verbo hipostasia a la natura­ leza humana de Jesús, nada positivo le añade que no tenga cual­ quier otro hombre no hipostasiado por el Verbo. Y, en este sentido, ya vimos cómo Escoto concede que podría admitirse la fórmula «este Hombre fue asumido por el Verbo». Al lado de esto hay que recordar la afirmación, también plena­ mente escotista de que la persona del Verbo no ejerce causalidad ninguna eficiente propia, que no sea común a las otras personas divinas. La persona del Verbo tanto al realizarse la a s u m p c ió n , como después de realizada, nada personal-exclusivo hace que no sea también acción y dinamismo de las otras personas. La persona del Verbo lo que tiene como propio es la te rm in a c ió n ontològica de la naturaleza humana, a la que confiere la última incomunicabi­ lidad. Unicamente el Verbo posee, como h a b e r sustantivo suyo, a la humanidad de Cristo. Y por ello únicamente del Verbo se dice que se hizo y es hombre verdadero. También en este punto la dife­ rencia entre «baslysmo» y «escotismo» sería, en realidad, inapre­ ciable. Como consecuencia de los dos anteriores principios viene la doctrina escotista sobre la plena autonomía dinámica (psicológica, diríamos) del alma de Cristo, de su inteligencia y de su voluntad libre. Que no están más influenciadas, no dependen d in á m ic a m e n te de la persona del Verbo más que de las demás personas divinas. Ni las facultades humanas de Jesús están mediatizadas o especial­ mente controladas en su actividad «natural» más de lo que están las de otros hombres, o las del mismo Jesús si no estuviese asu­ mido por el Verbo. Apenas será necesario decir que la tesis del p r im a d o d e C ris to , su predestinación como primero y supremo glorificador, amante de la Trinidad, es plenamente escotista, al menos en su formulación más general. Unicamente sería interesante fijar en qué medida la

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz