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A. DE VILLALMONTE 4 7 y directamente productivo y elicitivo de la acción. Mientras que la persona es el p r in c ip io que obra: p r in c ip iu m q u o d o p e r a tu r me­ diante natura. En sus estudios sobre el tema, Seiller quiere subrayar dos co­ sas, indispensables para la recta inteligencia del mencionado prin­ cipio: a) Que al hablar de la naturaleza como p r in c ip iu m q u o y de la persona como p r in c ip iu m q u o d de la acción, no se piense que la persona y la naturaleza son dos realidades positivas que se añaden una a otra o concurren como dos fuentes de dinamismo a producir el efecto. La personalidad, la subsistencia, nada positivo añade a la naturaleza individual, según la conocida opinión de Escoto. Res­ pecto de la acción, la persona es mera condición para que la acción se produzca y su término último de referencia, pero nunca su fuente elicitiva. Además, b) al afirmar que la persona obra mediante la naturaleza debe evitarse el pensar que la naturaleza sea como un in s tr u m e n to que actúa bajo el impulso, bajo el dinamismo de la persona. La persona posee sustantivamente la naturaleza, pero no obra nada s o b re ella. Resumiendo: El adagio a c tio n e s s u n t s u p p o s ito r u m habría que matizarlo así. Las acciones son e lic itiv a s , producidas por la natu­ raleza, y son de la persona solo d e n o m in a tiv a m e n te . Y aplicando el adagio a las acciones que el Verbo realiza mediante su natura­ leza humana, habría que decir: Las acciones entitativamente huma­ nas son del Verbo «non elicitive, sed denominative tantum», dice Seiller. Excluido el Verbo como principio elicitivo, formal de cual­ quier acción en Cristo, queda abierto el camino para insistir en la idea del «Assumptus Homo» como Agente autónomo, que pro­ duce todos sus actos humanos en perfecto dominio consciente y activo sobre sí mismo. Real y físicamente los actos de amor, ala­ banza, etc., brotan del a lm a del «Assumptus Homo»; aunque el principio último de d e n o m in a c ió n sea la persona del Verbo que posee y tiene como suya sustantivamente, la naturaleza humana y su dinamismo; pero no lo produce ni lo promociona, rigurosamente hablando. 4. L a c ris to lo g ia d e B a s ly y la c r is to lo g ia d e D u n s E s c o to . «J’etais, donc, assuré de tenir avec l’Assumptus Homo la ligne christologique essentielle de l'Ecole franciscaine», dice Basly23. La 23. C f . C r is o s to m o , ChDS., p. 25.

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